miércoles, 30 de enero de 2013

El Hombre que asustaba Trainees (2° Parte)



Justo cuando Mariano creía que las cartas ya estaban echadas y su renuncia al microcosmos publicitario era un hecho, Dalia apareció de la nada (literalmente) para chocar su hombro contra la cabeza de nuestro héroe (?) y así darle un giro de 180° no sólo a su carrera laboral sino también a su cuerpo, que por el violento golpe quedó mirando hacia el lado opuesto a la puerta de la oficina de José, su jefe.

Durante todo el día, en vez de trabajar, Mariano se quedó repasando mentalmente todo lo sucedido en esos 5 minutos luego del choque con Dalia: la sorpresa al encontrarse con algo inesperado en medio del paso, el dolor por el golpe en la cabeza, el dolor de las rodillas cuasi artríticas al arrodillarse para levantar la tasa, las poco interesantes tetas de Dalia, la breve conversación entre ellos, las inminentes lágrimas en la cara de ella, la huida, la aparición repentina de José, la insatisfacción de su jefe ante un coito interrumpido precozmente, pero por sobre todas las cosas, Mariano rememoraba (si es que los sentimientos se pueden revivir con la memoria) su propia satisfacción y felicidad al ver el espanto en el rostro de la trainee.

Era un sentimiento no sólo intenso sino también perdurable, que parecía trascender esas reacciones químicas propias del cerebro que inyectan adrenalina y dopamina en cantidades generosas, pero sólo durante un breve instante de tiempo. Después de muchos años, Mariano volvía a sentir euforia, como ese día cuando le contaron que una gráfica que él había hecho junto a su dupla había ganado el Bolígrafo de Tungsteno en el Festival de Internacional de Publicidad, Artes Visuales y Afines de Katmandú.

Pero ahora era diferente, este sentimiento era mucho más auténtico, más que nada debido a que aquella gráfica ganadora había sido idea de la dupla de trainees que por entonces trabajaba bajo la tutela de Mariano. Y ahí estaban otra vez esos pequeños seres llenos de ilusión, asombro, miedo, inseguridad, hambre, creatividad y también plata, ya que resulta absurdo trabajar gratis para compañías multinacionales con ganancias estratosféricas (y muchas veces en moneda extranjera) que aún así siguen pichuleando los ajustes por inflación. Ahí estaban de nuevo los trainees, esas pequeñas sanguijuelas que aparecen en las agencias por recomendación de extraños conocidos para "optimizar costos" y tirarles los laburos que ya nadie quiere hacer. Ahí los ves, vagando por la agencia tratando de perder la menor cantidad de dinero posible (trabajan gratis -¡vaya paradoja!-, por lo que deben solventar su transporte y alimentación), aprovechando el café de máquina gratis, las hojas A4 sin usar, las medialunas que sobran en el departamento de cuentas (y que por una extraña razón nunca llegan al departamento creativo), los sanguchitos que quedan mordidos después de las reuniones, los tuppers olvidados, los yogures a punto de vencer, las esporádicas cervezas y pizzas de trasnoche.

Ahí están. No, en serio, ahí están los trainees, entrando a la oficina de José, listos para su bautismo de fuego. El mismo fuego que terminará por quemarles la cabeza en poco menos de 3 meses, siempre y cuando Mariano se los permita.

5 minutos más tarde, y con un entusiasmo previsible, la nueva dupla de servidores de café, buscadores de "refes" y trasnochadores sin sentido sale de la oficina de José y se dirige directamente hacia el escritorio de Mariano, quien con el típico y muchas veces inentendible humor de los redactores bautizó a su mueble como "escrotorio". Así al menos podía dejarles claro al resto que él no era judío.

Los trainees saludan a Mariano tímidamente:

- Hola, somos la nueva dupla creativa. Mi nombre...
- ¿Perdón? - interrumpe Mariano. - ¿Creativa, dijeron?
- Eeeh... sí. - respondió el más pequeño, que obviamente era el redactor (estadísticamente los redactores son más bajos que sus duplas).
- Bueno, primero muéstrenme sus trabajos y después les digo si son creativos o no. - se burló Mariano socarronamente.
- Je, sí. - rieron a dúo, incómodamente.
- Esperen... ustedes tienen una entonación especial ¿no son argentinos? - interrogó Mariano, preocupado.
- No, por supuesto. - dijo el más alto, el director de arte. - Somos hondureños.
- Sí, vinimos a Buenos Aires a estudiar creatividad... - esbozó el compañero.
- Jajajaja. - Mariano rompió en carcajadas. - Muchachos, la creatividad no se estudia, se ejercita, se practica, se posee, en última instancia.
- Bueno, claro, pero es que aquí hay mucha gente creativa. - respondió el dire de arte, nervioso.
- Tenés razón, en Argentina hay mucha gente creativa, como los contadores de la agencia por ejemplo. - retrucó Mariano, sarcástico.

Al ver que la dupla no entendía el chiste, Mariano cambió súbitamente de tema.

- Che, y díganme ¿cómo consiguieron entrar a esta agencia?
- Pues, a través de un contacto en la escuela. - dijo el dire de arte, orgulloso.
- Ah ¿algún compañero de la secundaria que se vino a vivir acá? - respondió Mariano, incrédulo.
- No, de la escuela de creativos. - aclaró el redactor.
- Aaaah... cierto que ustedes estudian "creatividad". - Mariano, con su ya ejercitada ironía, hacía con los dedos esa estúpida señal de "comillas". - Bueno, díganme entonces en qué los puedo ayudar.
- Bueno, José nos dijo que tenías un brief para pasarnos.- dijo el dire de arte, con seguridad.
- Eeeeh... sí, claro - Mariano dudaba, pero por dentro ya sabía lo que iba a hacer.

A continuación, nuestro querido (?) sociópata publicitario procedió a entregarles a los chicos un brief que desde hace un tiempo tenía escondido en la parte inferior de su pila de papeles (la mayoría de los cuales eran impresiones de libros en formato .pdf que a Mariano le gustaba leer en el bondi, en los trayectos de ida y vuelta al laburo). Era ese tipo de brief con el que todo Senior sueña, pero para poder encajárselo a una dupla Junior o trainee. Un brief rompecocos, rompehuevos, rompeolas y, por sobretodo, imposible de entender.

- Acá tienen chicos. - dijo, mientras les entregaba un papel que claramente había sido un bollo con anterioridad. - Hay que pensar ideas para una campaña de una marca de canelones precocidos y congelados. "Canelonguis" creo que se llama.
- Ok. ¿Y sabes si es una campaña ATL, BTL o Digital? - preguntó, curioso, el redactor.
- ¿De qué me estás hablando, pibe? - Mariano no pudo contener su ira, aunque era un poco sobreactuada. - Te estoy pidiendo IDEAS, no una planificación de medios. Las ideas no son ni ATL, ni BTL, ni Digitales. ¡Son I-DE-AS! ¡Ahora váyanse a pensar antes de que me enoje más y le diga a José que los raje! Ah... y no quiero 20 ideítas más o menos que demuestren el poco criterio que tienen ¡quiero una sola gran IDEA! ¿entendieron? - Mariano pensó que podría haber sido un gran emperador, de haber nacido un par de siglos antes.

La duplita no dijo nada, se dieron vuelta y comenzaron a buscar un lugar cómodo para sentarse a pensar. Como la política de la empresa era la de mantener un "espacio sustentable", todas las posiciones y escritorios estaban sobrepobladas, así que no encontraron ningún rincón libre y se fueron a pensar a un bar, creyendo que luego podrían pasar los tickets y recobrar el dinero gastado en consumiciones. Pobres ilusos.

Eran ya casi las 18.30 hs y Mariano comenzaba a desesperarse, no había tenido novedades de la duplita caribeña y ese día quería irse a horario, sí o sí. De repente, divisó a los hondureños entrando por la puerta. Sus rostros denotaban una mezcla de miedo, bronca y resignación. Se acercaron a Mariano, de manera tímida.

- ¡Por fin chicos! Ya creía que habían renunciado como la chica que estaba antes que ustedes. Algún día les voy a contar la historia. Bah, si todavía siguen acá. - Mariano disfrutaba. - Bueno, a ver, cuéntenme.
- Bueno, el brief era bastante complicado, básicamente porque nos solicitaban pensar en una campaña de banners rich media... pero para diarios y revistas de alcance nacional. - comentó el redactorcito.
- Ajá... ¿y cuál es el problema? - replicó Mariano, irónico.
- Pues, que los banners rich media son para internet, son animaciones... eso no se puede implementar en medios gráficos. - el dire de arte intentaba justificarse.
- ¿Y a mí que me importa? El cliente nos pidió que resolviéramos un problema comunicacional. Nosotros no podemos ir y presentarle un nuevo problema, tenemos que ir con una respuesta. Una respuesta creativa. Eso, mis niños, es una IDEA. - Mariano se regocijaba cada vez más con la situación.
- Entiendo, pero es que... - el redactor también intentaba justificarse.
- Bueno chicos, en media hora me voy - interrumpió Mariano, impaciente. - ¿Qué tienen para mí?
- Pues... la verdad... - el redactor no sabía cómo explicar que no pudieron generar ni una sola idea a partir de ese brief maldito.
- Entiendo. No tienen nada. - cortó por lo sano Mariano. - Se van a tener que quedar a laburar hasta tarde, mañana hay que mandarle puntas al cliente. Lo lamento. - pero no lo lamentaba.
- Bueno, si hay que quedarse, nos quedaremos. - el dire de arte, dispuesto a todo con tal de poder conseguir en unos meses un sueldito en blanco.
- Perfecto chicos, nos vemos mañana. - Mariano reía por dentro.

Al día siguiente, Mariano llegó temprano a la agencia, a eso de las 11.30 hs. Lo primero que vio al entrar en la oficina fue a los trainees durmiendo en el suelo, en posición cucharita. El redactor abrazaba al director de arte por detrás. La metáfora se puede aplicar al trabajo también. Sigilosamente, para no despertarlos, Mariano se sentó en su "escrotorio", prendió la compu y, muy silenciosamente, movió el mouse. Abrió el iTunes y seleccionó la canción "Fucking Hostile" de Pantera. Se aseguró de que el volumen de los parlantes estuviera al máximo y cliqueó dos veces sobre el nombre de la canción.

Los hondureños creyeron que habían despertado en medio del infierno y que una banda de querubines satánicos intentaban desgarrar sus tímpanos con una música terrorífica. Cuando pudieron recuperarse del impacto, se pusieron de pie y lo vieron a Mariano, plácidamente sentado y sonriendo.

- Buenos días chicos. - saludó Mariano alegremente. - ¿Tienen algo para mí?
- Buen día, estuvimos pensando casi toda la noche... pero bueno, sí que tenemos una gran idea, como nos pediste. - el redactor intentaba vender lo imposible.
- A ver... - Mariano estaba listo para reírse.
- La idea es tomar una animación como las de los típicos rich media banners y dividirla por escenas, como si fueran los frames de una película. - el redactor se había envalentonado.
- Ajá... - dijo Mariano, escéptico.
- Vamos a imprimir un frame en cada una de las páginas del periódico, de manera tal que la gente, al pasar las páginas rápidamente...
- ... como en los flipbooks... - el dire de arte no se quería quedar afuera.
- ... pueda ver la animación final. - completó Mariano, con desgano.
- ¡Exacto! - el redactor no podía más del entusiasmo.
- Eeeeh... está bien... habría que buscarle una vueltita de tuerca más... - a Mariano le gustaba la idea, pero no quería alentar a los trainees, así que se hacía el escéptico.
- ¡¿Qué?! - gritaron casi a dúo.
- Lo que escucharon muchachos, la punta está bien, pero le falta un poco más de impacto, interacción, engueichment... esas boludeces con las que todos los creativos se llenan la boca hoy en día. Aparte lo veo un poco caro eso de pautar en toooodas las páginas de un diario. No sé si al cliente le va a cerrar. - Mariano sentía una fiesta en su interior.
- Pero... pero... - el dire de arte había ocultado muy bien su tartamudez, al parecer. - Estuvimos toda la noche trabajando...
- ... y la idea es innovadora... ¡cumple con el brief! - el redactor apoyaba a su compañero.
- Eso muchachos. Cumple. Pero nada más. No sorprende, es cara, le pedís un esfuerzo extra al consumidor... mmmm... no la veo todavía. - el goce en Mariano era máximo.
- Está bien, entendemos. ¿Podemos dormir un rato más? Estamos muy cansados aún. - replicó el redactor, suplicando clemencia.
- Miren chicos, ustedes ya son gente grande... la presentación es en 2 horas. Hay que ir con la idea bien contada y bajada, eso incluye diseño, al menos 3 variantes de texto, y sería genial si pudieran armar un gif animado mostrando el efecto "flipbook"... fíjense cómo se organizan. Lo dejo a su criterio. - el clímax había arribado al hipotálamo de Mariano.
- Ok, vamos a seguir trabajando entonces. - el dire de arte ya estaba resignado. - Una pregunta más ¿sabes a quién debemos darles los tickets para que nos devuelvan el dinero de la cena de anoche y del bar?
- Claro, dámelos a mí, que yo los canjeo y luego les doy una parte del dinero. - Mariano sabía que la agencia, desde aquella "fiesta dionisíaca" en la terraza, no pagaba más tickets de comida, pero tampoco quería ser tan cruel con los chicos.
- ¿Cómo una parte? - el dire de arte, una vez más, no podía creer lo que escuchaba.
- Claro ¿no les dijo José? Como trainees, ustedes se llevan el 15% de sus tickets, el resto lo repartimos entre los "jerarcas". Esto fue siempre así, y no sólo acá, sino en todas las agencias del país. ¿No le enseñaron eso en la escuelita de creatividad? - ironía al máximo.
- Eso es muy injusto. - dijo el redactor, a punto de llorar.
- Chicos, las reglas no las hago yo. Si quieren, ahí tienen la puerta. Ya saben qué hacer. - Mariano se tiró el lance.

Y como un verdadero milagro de la naturaleza, lo que Mariano esperaba desde que vio entrar a esa dupla caribeña por la puerta se cumplió: los dos trainees se dieron media vuelta, enfilaron hacia la puerta, cruzaron el marco y se fueron... para no volver jamás. El portazo que dieron aún hoy retumba en el interior de la oficina creativa.

Segundos después, la figura de José atravesó esa misma puerta. Se dirigió derecho hacia el puesto de Mariano y, medio somnoliento,  le preguntó:

- Che ¿y los hondureños donde están?
- Acaban de renunciar. - Mariano ya estaba un poco más tranquilo.
- Qué cagada... - José se mostraba decepcionado. - ¿Te dieron los tickets al menos?
- Sí, claro. 
- Bueno, cuando los cobres acordate de darme mi parte.
- Hecho, jefe.
- Bueno, voy a ver qué hago... voy a tener que conseguir un par de trainees nuevos.
- Así parece.
- Los pendejos ahora son todos unos blanditos. No están hechos para la Publicidad.
- Ni que lo digas.

Una vez más, Mariano acababa de comprobar lo que decía su jefe. Pero aún quedaban un par de pruebas más.

Continuará.

viernes, 18 de enero de 2013

El Hombre que asustaba Trainees (1° Parte)



Mariano trabajaba en una agencia de publicidad como "Creativo", o al menos eso decía su recibo de sueldo, ya que la creatividad no es una posición laboral si no más bien un atributo o talento personal.
Específicamente, su posición era la de "Redactor Senior". A pesar de que el término "senior" en la mayoría de los casos se aplica a las personas pertenecientes a la tercera edad, Mariano sólo tenía 28 años. Aunque, después de 5 años en la misma agencia, ya se sentía como de 80.
Como podrán imaginar, después de tantos años siguiendo la misma rutina laboral (llegar tarde, sentarse, procastinar, recibir un brief, procastinar, pensar, procastinar, presentar ideas, procastinar, volver a pensar, procastinar, volver a presentar, procastinar, hacer lo que cliente quiere, procastinar, irse a casa tarde y procastinar), Mariano ya no encontraba motivos reales ni profesionales para permanecer en la agencia... ni en el mundo de la publicidad.
Estaba decidido a renunciar y cumplir su sueño conurbánico de poner un parripollo en Del Viso y, tal vez, luego ampliarlo a una cadena de restaurantes antihigiénicos pero muy baratos.
Así que ese 29 de febrero iba a ser un día especial para él, no sólo porque después de 4 años iba a comer ñoquis al menos una vez cada mes, sino porque además iba a renunciar y abandonar el microcosmos publicitario de una vez por todas.
Allí se dirigía, rumbo a la oficina de su jefe, decidido a comunicarle que no sólo iba a renunciar a su puesto sino también a todo lo que la publicidad tenga para ofrecerle (lo cual, como todos sabemos, es realmente muy poco). Sólo 20 pasos de una persona normal lo separaban de su objetivo, aunque en este caso para él eran un par de pasos más debido a su baja estatura. Este dato, que para muchos puede parecer accesorio, resultó vital para que la vida laboral de Mariano cambiara para siempre, ya que de haber dado menos pasos para llegar a la oficina de su jefe nunca se hubiera chocado con Dalia, la nueva trainee creativa, que dio la casualidad que justo ese día (tan especial como todos los 29 de febrero) comenzaba a trabajar en la agencia.
El golpe fue seco, inesperado y casi dramático. La cabeza de Mariano dio torpemente contra el hombro de Dalia (quien, como se habrán dado cuenta, era más alta), desequilibrando su andar y haciendo que la taza con café que estaba llevando hacia la oficina de su ahora mutuo jefe se estrellara estrepitosamente contra el piso, causando un derrame de líquido no sólo en el suelo sino también en la cara de la nueva interna.
Ambos se agacharon al mismo tiempo para juntar la taza ya rota. En el camino hacia ella cruzaron miradas, pero en vez de surgir el clásico cliché de las películas románticas, ocurrió algo totalmente distinto: al ver esas lágrimas corriendo por las mejillas de Dalia, Mariano recordó sus primeros días como trainee, donde la inocencia y la ilusión ocultaban la cruel y absurda realidad de este supuesto "País de las Maravillas" que es la publicidad.
Rememoró ese 29 de Febrero (sí, otra vez) de hace 8 años cuando hizo su entrada (poco) triunfal en las oficinas de OtrantoGutiérrezTalamonti (OGT, para abreviar) para trabajar como trainee en el departamento creativo de la agencia, hasta entonces compuesto por una persona: Gustavo Otranto, quien era a la vez CEO, ProTesorero y Organizador de Asados de la empresa.
Como bien dice la siguiente frase, conseguir trabajo como trainee de OGT, fue ídem. Resulta que él se encontraba estudiando Redacción Publicitaria en el Orlando Ad Kindergarten, hasta que un día uno de sus profesores, que trabajaba como redactor semi junior en una agencia de renombre (tenía como 7 en su denominación), le anunció a Mariano y a sus compañeros que había surgido una vacante en una de sus ex-agencias (la número 12, creo) y que él tenía la posibilidad de colocar a uno de sus "padawanes" (sí, así llamaba a su alumnado) en esa posición. El único requisito: laburar todo el fin de semana en un brief de pañales para caballos que él había recibido en su agencia, y en el que por supuesto no tenía ganas ni intención de trabajar.
Mariano vio la oportunidad y dedicó todo ese fin de semana donde tenía pensado clavarse las temporadas completas de Doctora Quinn a trabajar en ese dificultoso brief. El lunes le presentó sus ideas al profesor, quien si bien no las aplaudió de pie, terminó por darle el trabajo a Mariano, ya que el resto de sus compañeros aprovecharon el fin de semana para divertirse, salir, ir a bailar y emborracharse en vez de trabajar. Claramente aún no estaban preparados para empezar a hacer sus primeras armas en el negocio. Bien por ellos.
Sus primeros días estuvieron llenos de perplejidad y asombro, descubriendo cómo todo eso que aprendió en el Ad Kindergarten servía absolutamente para nada. Sin embargo, los años (y las agencias) fueron pasando y Mariano terminó por acostumbrarse a este constante devenir de nimiedades emperifolladas que es la comunicación publicitaria.
Así que ahí estaba ahora, frente a la puerta de su jefe, en su novena agencia en ocho años de carrera, agachado y mirando a la nueva trainee lagrimear frente al infortunio ocurrido. Mariano quiso consolarla, pero lo que salió de su boca fue lo siguiente:

- Uy, ahora te vas a comer una cagada a pedos de aquellas.
- ¿En serio? ¡Pero si es mi primer día! - respondió ella casi al borde del suicidio psicológico.
- ¿Y eso que tiene que ver? A José no le importan esas cosas, los sentimientos. Por algo llegó a jefe. - replicó Mariano, de manera dura pero honesta.
- ¿Tan malo es? En la entrevista me pareció muy amable. - dijo Dalia, escéptica.
- Claro, eso es porque te quiere coger. Obvio. - Mariano no tenía filtro.
- ¡¿Quéeee?! - Dalia no lo podía creer.
- Te entiendo, vos sos nueva y todavía no sabés cómo se maneja todo este mundo. Si querés llegar a algún lado trabajando en publicidad, a alguno te vas a tener que voltear. Pensalo, después de todo José no es tan feo. 
- ¿Estás loco? ¡Yo tengo dignidad! - dijo Dalia.
- Entonces este trabajo no es para vos, claramente. - replicó Mariano, con un cierto grado de felicidad interior.
- Parece que no... creo que me equivoqué en aceptar este trabajo. Además no estudié 5 años en la universidad para venir a servirle café a un pervertido.
- Bueno, técnicamente ni siquiera llegaste a servírselo.

La mirada de odio de Dalia lo dijo todo, fue una mezcla de bronca, impotencia e incredulidad. Pensó en pegarle un buen rodillazo en los huevos a Mariano, pero rápidamente se dio cuenta de que eso era físicamente imposible debido a la baja estatura de su "contrincante". Por eso decidió evitar involucrarse en otra situación vergonzosa y, sin decir más palabras, dio la vuelta y se fue. Para siempre.
Mariano se quedó sólo, frente a la puerta de su jefe, con lo que quedaba de la taza de café en la mano. Su mente seguía dando vueltas pensando en todo lo que acababa de ocurrir. De repente, la puerta se abrió y José apareció en escena.

- ¡Qué hacés Marian! ¿todo bien? ¿querías decirme algo? - dijo, canchero.

Mariano lo miró y, aún con la cabeza girando a mil por hora, respondió:

- Eeeeh... sí. Quería saber si necesitabas que te recomiende algún trainee, porque la que contrataste acaba de renunciar.
- Qué cagada, me la quería coger. - respondió José, insatisfecho.

Mariano sonrío. Su vida profesional acababa de cobrar sentido.

Continuará.

jueves, 10 de enero de 2013

Messi: Cuando el cuero vale más que el oro.


Ahí está, sentado en su butaca, ataviado como nunca, impaciente, con ganas de juntarse con su novia de toda la vida: la pelota.

Fabio Cannavaro, otrora Balón de Oro en una época donde el fútbol todavía no había sido reinventado por la sinfónica de Pep Guardiola y su más notable solista, abre el sobre y pronuncia su nombre.

Sonríe, en una mezcla entre alegría y nervios, porque sabe que en unos segundos va a estar ahí arriba, frente a todos. Frente a leyendas del fútbol que antes estuvieron en su lugar, pero que nunca podrán estar a su altura. Sabe que los Platini, los Beckenbauer, los Ronaldo (el original, el único fenómeno) van a estar atentos a lo que diga y van a esperar a que termine para ponerse de pie y aplaudirlo. Sabe que alrededor del mundo, hay miles de personas esperando sus palabras. Tímidas, inocentes, simples.

Una vez más, el planeta fútbol lo ha reconocido como el mejor de su especie, como el último salto evolutivo de la vida futbolística. Dicen que ha llegado a la madurez como jugador. Sin embargo, él parece querer permanecer en la infancia, en esa etapa donde todo es asombro, descubrimiento, diversión, pero por sobre todas las cosas, juego.

Le dan al fin su cuarto balón de oro consecutivo. Lo mira, está contento, pero no se lo nota pleno. Tal vez porque a él le gusta más ese balón hecho de cuero (sí, es un anacronismo, pero aún sirve) con el que se divierte y nos maravilla cada 3 días.

Lo mira, dorado, resplandeciente, macizo y no puede dejar de sentir una cierta decepción al notar que con ese balón no puede jugar, no lo puede patear, no puede inventar. Sabe que nunca estará en sus pies, sino que permanecerá para siempre en su vasta vitrina de trofeos.

Habla. Agradece a los que lo votaron, a sus compañeros, a su familia, a su hijo. No quiere estar allí, no quiere fotos ni que la gente se ponga de pie para aplaudirlo.

Quiere estar en una cancha. Pateando un balón de cuero, que para él es como de oro.


Nietzsche: Un loco lindo.



Acercarse a la obra de Friedrich Nietzsche puede resultar muchas veces una tarea ardua. Sumado a la cantidad de prejuicios sobre su personalidad (polémica sí, pero auténtica también), su estilo discursivo actúa muchas veces como barrera para la comprensión de su pensamiento.

Quien haya leído obras como "Así habló Zaratustra" puede notar con rapidez cómo la expresividad del pensamiento Nietzschiano se basa más que nada en el relato, la parábola y la metáfora, semejándose (a propósito) al estilo utilizado en La Biblia.

Sin embargo, a pesar de lo complejo que puede resultar el abordaje de su obra, Nietzsche también ha dejado una invalorable colección de frases y pensamientos que, más allá de su enunciación, abren la puerta a un vasto desarrollo discursivo interno, que puede llevar a quien las lee a una interminable reflexión sobre su acontecer cotidiano.

A continuación, les dejo las expresiones más destacadas de este inacabable filósofo alemán:
  • El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
  • La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre.
  • Aquel que tiene un "por qué" para vivir se puede enfrentar a todos los "cómo".
  • Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.
  • Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal.
  • La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio.
  • No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada.
  • Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes.
  • En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón.
  • La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano.
  • Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado.
  • ¿Es el hombre sólo un fallo de Dios, o Dios sólo un fallo del hombre?
  • El hombre, en su orgullo, creó a Dios a su imagen y semejanza.
  • La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño.
  • Todo el que disfruta cree que lo que importa del árbol es el fruto, cuando en realidad es la semilla. He aquí la diferencia entre los que creen y los que disfrutan.
  • La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar.
  • La verdad es que amamos la vida, no porque estemos acostumbrados a ella, sino porque estamos acostumbrados al amor.
  • Las convicciones son más peligrosos enemigos de la verdad que las mentiras.
  • La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte.
  • Lo que no me mata, me fortalece.
  • Lo que hacemos no es nunca comprendido, y siempre es acogido sólo por los elogios o por la crítica.
  • Hay almas esclavizadas que agradecen tanto los favores recibidos que se estrangulan con la cuerda de la gratitud.
  • Todo idealismo frente a la necesidad es un engaño.
  • El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa.Sólo comprendemos aquellas preguntas que podemos responder.
  • Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.
  • El mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la imaginación.
  • Lo absurdo de una cosa no prueba nada contra su existencia, es, más bien, condición de ella.
Siempre creí que Nietzsche podría haber sido un gran redactor, aunque seguramente hubiera aborrecido la publicidad.

jueves, 3 de enero de 2013

Redistribución de la inteligencia.

Palabras de Pepe Mujica en el encuentro con los intelectuales, el miércoles 29 de abril de 2009, en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo.




Transcripción:

Queridos amigos:
La vida ha sido extraordinariamente generosa conmigo.
Me ha dado un sinfín de satisfacciones más allá de lo que nunca me hubiera atrevido a soñar.
Casi todas son inmerecidas. Pero ninguna más que la de hoy: encontrarme ahora aquí, en el corazón de la democracia uruguaya, rodeado de cientos de cabezas pensantes.
¡Cabezas pensantes! A diestra y siniestra.
Cabezas pensantes a troche y moche, cabezas pensantes pa’ tirar pa’ arriba.
¿Se acuerdan de Rico Mac Pato, aquel tío millonario del pato Donald que nadaba en una piscina llena de billetes?
El tipo había desarrollado una sensualidad física por el dinero.
Me gusta pensarme como alguien que le gusta darse baños en piscinas llenas de inteligencia ajena, de cultura ajena, de sabiduría ajena.
Cuanto más ajena, mejor.
Cuanto menos coincide con mis pequeños saberes, mejor.
El semanario BÚSQUEDA tiene una hermosa frase que usa como insignia:
“Lo que digo no lo digo como hombre sabedor, sino buscando junto con vosotros”.
Por una vez estamos de acuerdo.
¡Si estaremos de acuerdo!
Lo que digo, no lo digo como chacarero sabiondo, ni como payador leído, lo digo buscando con ustedes.
Lo digo, buscando, porque sólo los ignorantes creen que la verdad es definitiva y maciza, cuando apenas es provisoria y gelatinosa.
Hay que buscarla porque anda corriendo de escondite en escondite.
Y pobre del que emprenda en soledad esta cacería.
Hay que hacerlo con ustedes, con los que han hecho del trabajo intelectual la razón de su vida. Con los que están aquí y con los muchos más que no están.

DE TODAS LAS DISCIPLINAS
Si miran para el costado van a encontrar seguramente algunas caras conocidas porque se trata de gente que se desempeña en espacios de trabajo afines. Pero van a encontrar mucho más caras que les son desconocidas, porque la regla de esta convocatoria ha sido la heterogeneidad.
Aquí están los que se dedican a trabajar con átomos y moléculas y los que se dedican a estudiar las reglas de la producción y el intercambio en la sociedad.
Hay gente de las ciencias básicas y de su casi antípoda, las ciencias sociales; gente de la biología y del teatro, y de la música, de la educación, del derecho y del carnaval.
Y en tren de que no falte nada, hay gente de la economía, de la macroeconomía, de la microeconomía, de la economía comparada y hasta alguno de la economía doméstica.
Todas cabezas pensantes, pero que piensan en distintas cosas y pueden contribuir desde sus distintas disciplinas a mejorar este país.
Y mejorar este país significa muchas cosas, pero desde los acentos que queremos para esta jornada, mejorar el país significa empujar los complejos procesos que multipliquen por mil el poderío intelectual que aquí esta reunido.
Mejorar el país, significa que dentro de veinte años, para un acto como este no alcance el Estadio Centenario, porque al Uruguay le salen ingenieros, filósofos y artistas hasta por las orejas.
No es que queramos un país que bata los récords mundiales por el puro placer de hacerlo.
Es porque está demostrado que, una vez que la inteligencia adquiere un cierto grado de concentración en una sociedad, se hace contagiosa.

INTELIGENCIA DISTRIBUIDA
Si un día llenamos estadios de gente formada va a ser porque afuera, en la
sociedad, hay cientos de miles de uruguayos que han cultivado su capacidad
de pensar.
La inteligencia que le rinde a un país es la inteligencia distribuida.
Es la que no está sólo guardada en los laboratorios o las universidades, sino la que anda por la calle.
La inteligencia que se usa para sembrar, para tornear, para manejar un autoelevador o para programar una computadora.
Para cocinar, para atender bien a un turista, es la misma inteligencia.
Unos subirán más escalones que otros, pero es la misma escalera.
Y los peldaños de abajo son los mismos para la física nuclear que para el manejo de un campo. Para todo se precisa la misma mirada curiosa, hambrienta de conocimiento y muy inconformista.
Se termina sabiendo, porque antes supimos estar incómodos por no saber.
Aprendemos porque tenemos picazón y eso se adquiere por contagio cultural, casi cuando abrimos los ojos al mundo.
Sueño con un país en el que los padres le muestren el pasto a los hijos chicos y le digan: “¿Sabés qué es eso?, es una planta procesadora de la energía del sol y de los minerales de la tierra”.
O que les muestren el cielo estrellado y hagan piecito en ese espectáculo para hacerlos pensar en los cuerpos celestes, en la velocidad de la luz y en la transmisión de las ondas.
Y no se preocupen, que esos uruguayos chicos igual van a seguir jugando al fútbol. Sólo que, en una de esas, mientras ven picar la pelota puedan pensar a la vez en la elasticidad de los materiales que la hacen rebotar.

CAPACIDAD DE INTERROGARSE
Había un dicho: “No le des pescado a un niño, enséñale a pescar”.
Hoy deberíamos decir: “No le des un dato al niño, enséñale a pensar”.
Tal como vamos, los depósitos de conocimiento no van a estar más dentro de nuestras cabezas, sino ahí afuera, disponibles para buscarlos por Internet.
Ahí va a estar toda la información, todos los datos, todo lo que ya se sabe.
En otras palabras, van a estar todas las respuestas.
Lo que no van a estar es todas las preguntas.
En la capacidad de interrogarse va a estar la cosa.
En la capacidad de formular preguntas fecundas, que disparen nuevos esfuerzos de investigación y aprendizaje.
Y eso está allá abajo, marcado casi en el hueso de nuestra cabeza, tan hondo que casi no tenemos conciencia. Simplemente aprendemos a mirar el mundo con un signo de interrogación, y esa se vuelve la manera natural de mirar el mundo.
Se adquiere temprano y nos acompaña toda la vida.
Y sobre todo, queridos amigos, se contagia.
En todos los tiempos, han sido ustedes, los que se dedican a la actividad intelectual, los encargados de desparramar la semilla.
O para decirlo con palabras que nos son muy queridas: ustedes han sido los encargados de encender la admirable alarma.
Por favor, vayan y contagien.
¡No perdonen a nadie!
Necesitamos un tipo de cultura que se propague en el aire, entre en los hogares, se cuele en las cocinas y esté hasta en el cuarto de baño.
Cuando se consigue eso, se ganó el partido casi para siempre. Porque se quiebra la ignorancia esencial que hace débiles a muchos, una generación tras otra.

EL CONOCIMIENTO ES PLACER
Necesitamos masificar la inteligencia, primero que nada para hacernos productores más potentes. Y eso es casi una cuestión de supervivencia.
Pero en esta vida, no se trata sólo de producir: también hay que disfrutar.
Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer.
Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo queda el placer.
Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute.
¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!
Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales.
No porque sea elegante sino porque es placentero.
Porque se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de tallarines.
¡No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices!
Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de Shopping centers.
En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de electrodomésticos…
No tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única posible.
Digo que también podemos pensar en un país donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande, elige abrigarse en lugar de subir la calefacción.
Despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos.
Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos o a los parques.
Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales.
Así que amigos, vayan y contagien el placer por el conocimiento.
En paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los uruguayos anden de bicicleteada en bicicleteada…

INCONFORMISMO
Les pedía antes que contagien la mirada curiosa del mundo, que está en el
ADN del trabajo intelectual.
Y ahora agrando el pedido y les ruego que contagien inconformismo.
Estoy convencido que este país necesita una nueva epidemia de inconformismo como la que los intelectuales generaron décadas atrás.
En el Uruguay, los que estamos en el espacio político de la izquierda somos hijos o sobrinos de aquel semanario Marcha del gran Carlos Quijano.
Aquella generación de intelectuales se había impuesto a sí misma la tarea de ser la conciencia crítica de la nación. Anduvieron con alfileres en la mano pinchando globos y desinflando mitos.
Sobre todo el mito del Uruguay multicampeón.
Campeón de la cultura, de la educación, del desarrollo social y de la democracia.
¡Qué íbamos a ser campeones de nada!
Y menos en esos años, en las décadas de los cincuenta y sesenta, donde el único récord que supimos conseguir fue la del país de Latinoamérica que menos creció en veinte años.
Sólo nos superó Haití en ese ranking.
Esos intelectuales ayudaron a demoler aquel Uruguay de la siesta conformista.
Con todos sus defectos, preferimos esta etapa, donde estamos más humildes y ubicados en la real estatura que tenemos en el mundo.
Pero tenemos que recuperar aquel inconformismo y tratar de metérselo debajo de la piel al Uruguay entero.
Antes les decía que la inteligencia que le sirve a un país es la inteligencia distribuida.
Ahora les digo que el inconformismo que le sirve a un país es el inconformismo distribuido.
El que ha invadido la vida de todos los días y nos empuja a preguntarnos si lo que estoy haciendo no se puede hacer mejor.
El inconformismo está en la naturaleza misma del trabajo que ustedes hacen.
Se precisa que se nos haga a todos una segunda naturaleza.
Una cultura del inconformismo es la que no nos deja parar hasta conseguir más kilos por hectárea de trigo o más litros por vaca lechera.
Todo, absolutamente todo, se puede hacer hoy un poco mejor que ayer.
Desde tender la cama de un hotel a matrizar un circuito integrado.
Necesitamos una epidemia de inconformismo. Y eso también es cultural, eso también se irradia desde el centro intelectual de la sociedad a su periferia.
Es el inconformismo el que ha ganado el respeto a pequeñas sociedades y a lo que hacen.
Ahí andan los suizos, cuatro gatos locos como nosotros, que se dan el lujo de andar por ahí vendiendo calidad suiza o precisión suiza.
Yo diría que lo que de verdad venden es inteligencia e inconformismo suizos, ese que tienen desparramado por toda la sociedad.

LA EDUCACION ES EL CAMINO
Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación.
Y mire que es un puente largo y difícil de cruzar.
Porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo.
Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras demandas.
Pero hay que hacerlo.
Se lo debemos a nuestros hijos y nietos.
Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro tecnológico de Internet y se abren oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento.
Yo me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión en colores, después las transmisiones por satélite.
Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales, incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e Italia.
Después los celulares y después la computadora, que al principio sólo servía para procesar números.
Cada una de esas veces, me quedé con la boca abierta.
Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa.
Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez.
O como los que vieron el fuego por primera vez.
Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la historia.
Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del mundo.
Y probablemente todas las películas y todas las músicas del mundo.
Es abrumador.
Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente.
Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua.
Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos antes.
Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena.
Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo preparándonos para la navegación trasatlántica.
Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada.
Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública.
Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo.
No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines.
Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la explosión universal del conocimiento.
Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica.
Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación.
No hay tarea más grande delante de nosotros.

EL IDEALISMO AL SERVICIO DEL ESTADO
Queridos amigos, estamos en tiempos electorales.
En benditos y malditos tiempos electorales.
Malditos, porque nos ponen a pelear y a correr carreras entre nosotros.
Benditos, porque nos permiten la convivencia civilizada.
Y otra vez benditos, porque con todas sus imperfecciones, nos hacen dueños de nuestro destino. Aquí todos aprendimos que es preferible la peor democracia a la mejor dictadura.
En los tiempos electorales, todos nos organizamos en grupos, fracciones y partidos, nos rodeamos de técnicos y profesionales, y desfilamos frente al soberano.
Hay adrenalina y entusiasmo.
Pero después, alguien gana y alguien pierde.
Y eso no debería ser un drama.
Con unos o con otros, la democracia uruguaya seguirá su camino e irá encontrando las fórmulas hacia el bienestar.
Nos toque el lugar que nos toque, allí vamos a estar tratando de poner el hombro.
Y estoy seguro de que ustedes también.
La sociedad, el Estado y el Gobierno precisan de sus muchos talentos.
Y precisan aún más de su actitud idealista.
Los que estamos aquí, nos acercamos a la política para servir, NO para servirnos del Estado.
La buena fe es nuestra única intransigencia. Casi todo lo demás es negociable. 
Gracias por acompañarme.

SIN PALABRAS, SÓLO APLAUSOS.