martes, 6 de septiembre de 2011

Medios: Elegir no elegir.



La batalla entre medios y gobierno se está haciendo cada vez más dura. Acusaciones destituyentes, periodistas que opinan más de lo que informan, denuncias por aquí, atentados contra la libertad de expresión por allá.

¿Alguna vez se preguntaron el por qué de este continuo enfrentamiento?

¿Realmente creen que lo que está en juego es "la libertad de expresión" y "el derecho a informarse con la verdad"?
¿Somos tan ingenuos como para creer que un noticiero, un programa de radio o un periódico pueden "lavarle la cabeza" a sus consumidores?
Del mismo modo, ¿cómo el gobierno puede pensar que un multimedios (hegemónico o no) tiene el suficiente poder como para "plantar" ideas falsas en la cabeza de la gente?

La explicación es muy sencilla.

El gobierno (con razón o no) subestima a la gente. Los multimedios, también.
Ambos piensan en ella como un conglomerado de seres vacíos que se exponen, sin elegirlo, a diversos canales de información (programas de TV y Radio, diarios, revistas, blogs, etc), absorbiendo como esponjas y sin filtro todo lo que se le arroja.
Creen que cuanto más medios posean, más posibilidades de bombardear e implantar pensamientos (en caso de que los haya) tendrán.
Lo que no saben (o quieren ignorar) es que todos los receptores de información contamos con varias herramientas, muchas de ellas innatas, para contrarrestar todos estos "efectos".

Sabemos a qué nos exponemos:

Clarín no se fundó ayer. Tinelli no empezó a mostrar culos la semana pasada. Rial no comenzó a meterse en la vida privada de la gente hace unas horas. La gente sabe a lo que se expone, y lo acepta. Tiene una opinión formada sobre ellos. Los interpela constantemente.

Tenemos miles de maneras de informarnos:
Los multimedios (privados o gubernamentales) no son la única fuente de información. En la era de Internet, acceder a datos, estadísticas, opiniones de cualquier persona, en cualquier parte del mundo, de manera instantánea, es muy simple. Creer que hay pocas "voces" es ignorar que estamos en una época donde expresarse nunca resultó tan sencillo.

Existen los preconceptos:
Antes de exponernos a un medio determinado, llevamos con nosotros ideas predefinidas que son difíciles de cambiar en media, una o más horas. Si sufrimos varios episodios delictivos, no vamos a creerle al Ministro cuando dice que lo de la inseguridad es una "sensación", ya que nuestra propia vivencia nos ha llevado a creer lo contrario. Asimismo, si creemos que el aborto es algo que debe legalizarse, la exposición de un especialista en un programa de cable puede resultarnos inocua. O como mucho llevarnos a dudar, lo cual resulta muchas veces beneficioso (recordar a René Descartes), ya que estimula los mecanismos de pensamiento. Pero es muy difícil para una persona "entrenada" en la exposición a los medios, cambiar de opinión sobre un tema con tan sólo una serie de palabras "mágicas" arrojadas por diversos actores mediáticos.


"La única verdad es la realidad":
Esta frase de Aristóteles tiene una vigencia impresionante. Por más que consumamos información sin parar, al salir a la calle podemos darnos cuenta de si esos datos son veraces o no (excepto, claramente, para aquella info que provenga de otras latitudes). Por más que el INDEC nos diga que hay un 0,4% de inflación durante el mes, al llegar a las góndolas de los supermercados nos damos cuenta de todo lo contrario.

Todos somos creadores de contenidos:
Internet nos da la posibilidad, simple y gratuita, de poder expresarnos como queramos. A través de las redes sociales, de los blogs y mismo en los comentarios de algunos portales de "medios hegemónicos", todos podemos expresar nuestros pensamientos. Y, salvo que vivamos en China (cuyo "comunismo de mercado" lo dejaremos para un próximo post), es casi imposible no encontrar un espacio para poder plasmar nuestras ideas y compartirlas con el resto.


Zapping Mode "On":
Un verdadero deporte, que todos podemos practicar en cualquier momento. En segundos podemos pasar de ver a Lanata en TN, a escuchar lo que tienen para decir (o lo que les dicen que tienen que decir) los columnistas de 6,7,8. Y si nos aburrimos, podemos ver un canal de cocina, o un partido de beach soccer, o lo que se nos ocurra. La oferta es variada. No hay un "Gran Hermano" (en referencia a 1984 y no al reality, por supuesto) que monopolice los medios y nos bombardee constantemente con mensajes proselitistas.

Existen los botones de "Off":
Ésta es tal vez el "arma" más poderosa con la que contamos. Podemos elegir no elegir. Podemos apagar la TV o la Radio, dejar de leer un diario, no ingresar a un portal de internet. Podemos evitar, de una manera muy simple y rápida, exponernos a información, datos y opiniones que intentar atacar constantemente nuestra subjetividad. Y no pasa nada, no nos perdemos mucho.

Es más, tal vez estemos ganando un poco de esa libertad por la que todos están peleando hoy en día.

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