lunes, 30 de septiembre de 2013

El Hombre que Asustaba Trainees (Última Parte, Capítulo 1)



Ya habían pasado varios meses desde que Mariano había leído el suplemento cultural del diario zonal de Berisso. Allí, en la tapa, se mostraba una foto del protagonista de la nota principal: el trainee snob al que Mariano había convencido de largar la publicidad y ponerse a escribir poesía.

Había ganado el premio Karina Jelinek a las Artes Escritas, un festival que congregaba a los futuros talentos de la pluma. El trainee había logrado alzarse con el primer premio, derrotando a criadores de gallinas y entrenadores de patos criollos.

El repentino éxito del otrora esclavo de sus caprichos creativos, sumergió a Mariano en una profunda reflexión.

- Tal vez sí haya vida fuera de la publicidad... tal vez por fin pueda dedicarme a lo que me gusta... tal vez sea mi oportunidad definitiva para largar todo este martirio y dejar a mi espíritu creativo volar libremente... tal vez debería mandar estos copys para vender esponjas antihemorroidales antes de que me hagan sacar hemorroides a mí, de la patada en el culo que me van a dar...

De repente, una voz grave, firme e intimidante, sacó a Mariano del trance.

- Che, Marian... me acordé que hoy viene la gente del Colegio de Publicistas para hacer su "Fake to Fake" y que le mire las carpetas a sus creativos de probeta. La verdad, me da mucha paja mirar todos esos trabajos pretenciosos que ningún cliente aprobaría, pero como cada pibe pagó como u$s 500 dólares para venir, te pido que las mires vos por mí. - dijo un desganado José, Director Creativo en funciones... de circo.
- Dale, no te hagás drama, yo los veo. ¿Sabés cuántos boludos estudiantes van a venir?
- Y... 50, 60. Ponele 70, con toda la furia.

Los ojos de Mariano se abrieron como los de un cliente al momento de contarle cuánto saldrá (en dólares) una activación pedorra que casi nadie verá. Por primera vez, iba a tener la oportunidad de enfrentarse a decenas de trainees y decirles, en su irónico estilo, lo increíble, frustrante, adrenalínico, injusto, emocionante, estresante, energizante, agotador, mágico e ilusorio que es trabajar en la industria publicitaria.

Era su momento cumbre. Su Everest personal. Su final del Mundo contra Brasil en el Maracaná. Su Grand Prix de Diamante en el Festival de Antigua y Barbuda.

- Perfecto. ¿A qué hora llegan? Así me voy preparando...
- Ya están subiendo. Fijate que en el escritorio del último trainee que renunció quedó un lugar, recibilos ahí. Yo ahora me tengo que ir a una filmación... de otra agencia. Un amigo me consiguió un "freelo" como extra, así que no creo que vuelva. Suerte.

A continuación, se abrió la puerta del ascensor. Desde su interior bajó una cantidad inconmensurable de púberes y no tanto (algunos no sólo rozaban, sino que le tocaban bien el culo, a los 30 años), quienes al ver la figura de José quedaron tan asombrados como quien chequea el home banking y ve que por error le depositaron dos veces el sueldo, aunque igualmente no le alcance para pagar el saldo de la tarjeta.

José los saludó casi con desprecio y señaló el lugar donde estaba Mariano, para que los protocreativos vayan a mostrarles sus mejores ideas.

- Vengan de a uno. - les dijo Mariano, amenazante, como quien se prepara para la pelea de su vida.

Y allí fue el primer "contendiente", con su MacBookPro llena de calcos de bandas hipsters de las cuales no escuchó, en total, más de 10 temas. Mariano se refregaba las manos. No por la ansiedad, sino porque se le acababa de pinchar el envase de alcohol en gel y tenía que evitar que se eche a perder.

- Hola, soy Mariano. ¿Cómo estás? - rompió el hielo, sin más.
-  Con un poco de miedo. Mostrarle mis ideas a gente tan grossa como vos, me pone nervioso. - tartamudeó el púber.
- Ah, entonces ya me conocés. Sabés las campañas que hice y los premios que gané. - Mariano le daba arranque al imparable tren de su ironía.
- No. No tengo ni idea de quién sos. Pero si estás laburando acá, es porque seguro sos grosso. - afirmó el "prospect".
- Aaaaah, bueno. ¿Vos en serio creés que todos los que laburan en agencias grandes y medianas son "grossos" solo por el hecho de estar ahí? Mirá, no hace falta que me muestres tu carpeta, dejá que te de un consejo que te va a servir para el resto de tu carrera: La enorme mayoría de los creativos, de cualquier agencia, hace un laburo me-dio-cre. Y no está mal, ya que la enorme mayoría de los clientes también solicita trabajos mediocres. Lo que pasa, es que a la industria publicitaria no le conviene mostrar que la mayor parte de sus productos son poco creativos. Se acaba la "magia" ¿entendés? Se acaba el "Argentina potencia creativa" y todo el glamour que hace que pibes como vos trabajen por 2 mangos o menos con tal de "codearse" con esos que creen son "creativos top". Bueno, cuidate, porque si llegás a ser un buen creativo de verdad, en cualquier momento te vas a comer un codazo de esos "creativos top" a los que tanto admirás, ya que no van a querer que pibitos como vos les quiten el laburo porque salen más baratos. ¿Capisce?

El proyecto de trainee se lo quedó mirando, sin hacer ningún gesto. Tal vez su mente aún estaba procesando todo lo que Mariano dijo. De repente, volvió en sí y dijo:

- Te entiendo. Igual, más allá de eso ¿sabés si andan necesitando gente en la agencia? Yo con servir el café me conformo, eh. Me alcanza con respirar diariamente el aire creativo que seguro circunda en esta oficina... ahhh. - dijo el estudiante, inhalando y exhalando profundamente, con los ojos cerrados.

Una sólida cachetada se los hizo abrir de nuevo.

- Pibe, no entendiste nada. Tomatelas. - le dijo Mariano mientras le señalaba la puerta del ascensor.

El pendejo agachó la cabeza y, resignado, desbloqueó su celular para tuitear: "Primer entrevista en el #FakeToFake, me tocó un pelot...". Antes de terminar de escribir, otro fuerte golpe hizo que su smartphone volara hasta estrellarse contra la pared, haciéndose añicos.

- ¡El que sigue! - espetó Mariano, mientras se refregaba las manos, esta vez por el dolor que le provocó al golpear el celular.

Esta vez, la que se acercó fue una figura que a Mariano le sorprendió, no por su belleza (que por cierto tenía) sino por la seguridad de sus pasos y el ímpetu que irradiaba al caminar. Esta trainee que se acercaba lentamente, en parte por el yeso que llevaba en su pierna derecha, tenía algo que el resto de los aprendices de creativo no le habían demostrado a Mariano con anterioridad.

Y nuestro héroe estaba dispuesto a averiguarlo. Cueste lo que cueste.

Aunque, como sabemos, un trainee no debería costar nada.

- Hola. - se anticipó ella.
- Hola. Sentante por favor. - respondió Mariano, acercándole la silla con mejor respaldo de la agencia. Todo un signo de la más alta caballerosidad.
- Me llamo Lucila. - se presentó.
- Mariano. Un gusto. - replicó.
- Crema del cielo. - dijo la proyecto de trainee. 

Wow.
Esa estupidez no sólo había descolocado a Mariano, sino que también le había producido una sensación que ningún otro trainee le había provocado con anterioridad: simpatía.

"¿Qué me está pasando?" se preguntó para sus adentros. "¿Por qué no me dan ganas de bardearla después de semejante pelotudez?", se dijo, ahondando en la cuestión. Decidió continuar con la conversación.

- Je. Me hiciste reír. Bueno, sacá tu carpeta y, al igual que tu nombre... lucila. - dijo Mariano, sin darse cuenta de que también estaba haciendo un chiste igual de pelotudo.
- Jajaja. Ahora me hacés reír vos. - le respondió ella, con una sonrisa en los ojos.

Mariano notó que había algo especial entre ellos. Una conexión.

Y era mejor que la banda ancha de 1MB de la agencia.

Continuará.


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