Subo hasta la cornisa del amanecer
para profanar mi derecho a nacer.
Me despojo de mis latidos otra vez,
creyéndome iluso, joven en la vejez.
Despejo los cielos grises de la discordia
hasta encontrar las razones de mi parodia.
Camino por mis huellas ya borradas,
en mi ascenso creo oír sus carcajadas.
Lloro sangre en la cordillera de la risa,
cada día me diluyo más en esta cornisa.
Amanezco cada noche, lo que no es poco.
Estoy muriendo. Confesiones de un Loco.
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