viernes, 10 de agosto de 2012

El Equipo de las Realidades



Hoy, la selección argentina de básquet (más conocida como "la Generación Dorada") se vuelve a enfrentar (por 3era vez consecutiva) frente al combinado estadounidense por las semifinales de un Juego Olímpico.

Siendo este el último torneo grande de esta generación de jugadores inigualable, creo que es un gran momento para hacer un repaso sobre su leyenda, incluso antes de saber cuál será su posición final en la competencia. Claramente, el resultado de los últimos dos partidos, no cambiarán ni un ápice el contenido de este post.

Paradójicamente, podríamos decir que esta selección se forjó y dio su primer gran golpe frente a un combinado estadounidense compuesto por (grandes) jugadores de la NBA. Allá lejos en el Mundial de Indianápolis 2002.

Por una cuestión más comercial que relacionada con su performance real, a ese seleccionado norteamericano, y al actual también, se lo denomina Dream Team o "el Equipo de los Sueños". Como todos sabemos, Dream Team hubo uno solo y ganó "caminando" (aunque "volando" quedaría mejor) las Olimpíadas de Barcelona '92.

Sin embargo, diez años después de esa presea dorada, un grupo de jugadores hijos de la Liga Nacional de Básquetbol, concebida e impulsada por el gran León Najnudel, le demostró al mundo entero por primera vez que el mote de "Equipo de los Sueños" ya era obsoleto. Y qué decir sobre lo que sucedió dos años después en Atenas.

En ese momento, el Dream Team debió cederle el trono definitivamente al "Equipo de las Realidades". Más allá del juego de palabras, esa es la denominación que para mí mejor refleja a este conjunto de jugadores talentosísimos, luchadores, muy inteligentes y, por sobre todo, humildes.

Obviamente, sin sueños es difícil obtener realidades. Pero con los sueños solos no alcanza. Se necesita un proyecto (que puede no estar definido desde un comienzo, pero sí desarrollarse y mejorarse a lo largo del tiempo), se necesita material humano (dirigentes, técnicos y jugadores) y por supuesto se necesita confianza. Esto, más un poco de suerte, crea el cóctel para el éxito.

Y aquí surge otra característica de este equipo inolvidable. Algo a lo que los argentinos no estamos acostumbrados en ningún ámbito (deportivo, político, económico, social): el éxito sostenido en el tiempo. Son muchos los casos de equipos o deportistas individuales (a nivel mundial) que, una vez alcanzada la cima, comienzan un más o menos rápido descenso en sus performances. Es lógico, encontrar motivación puede resultar más dificultoso.

Bueno, estos tipos nunca perdieron la motivación. Siempre se crearon nuevos retos, nuevos desafíos que los impulsaron (y aún hoy lo siguen haciendo) a continuar siendo parte de la elite. A ser referentes no sólo de su deporte sino de todo el país. Sus realidades siguen alimentando nuestros sueños de ser mejores, de superar las adversidades, de creer en el largo plazo, de que la solidaridad logra que el todo sea más que sus partes, de que nadie es imprescindible pero a la vez todos juntos lo son.


Sabemos que los sueños alimentan los grandes logros. Pero las realidades los eternizan.

Ojalá que esta Generación que soñó mucho pero realizó aún más, se despierte al fin este lunes a la mañana... con una medalla colgando.

2 comentarios:

  1. Es obvio que son jugadores excelentes, pero creo que acá siempre hubo grandes basquetbolistas. Los mató la falta de competividad con otras selecciones europeas o americanas. ¿Que hubiera sido si la base del 2002 la hubiera conducido el gran Milanesio, y si hubiera jugado el loco Montenegro?Ténías a un genial Chuni Merlo, a Campana, etc. Pero no conocían del roce internacional, y por ende de las marcaciones que se hacían en ese momento.También hubo un crecimiento en la conducción de la CABB, que trajo grandes dirigentes y ni nombrar al gran Najnudel, quien inventó la Liga. A partir de ahí nace la leyenda.

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  2. Obviamente, todo es no fue producto del azar, sino de un trabajo a mediano y largo plazo que arrancó con León y tuvo su corolario con esta maravillosa generación, herederos de los Milanesia, Campana, Montenegro, De La Fuente, etc. El tema es seguir apostando a los proyectos a largo plazo, algo que no conjuga bien con la naturaleza de los dirigentes argentinos de cualquier nivel y ámbito.

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