martes, 23 de agosto de 2011

Productoras de Espectáculos: Otro ladrillo en la pared.


Estafa. Negligencia. Fraude. Engaño. Desidia.

Todas estas palabras pronuncié y/o escuché durante la última semana.

¿El motivo? La venta de entradas para el show de Roger Waters "The Wall Tour Live", a realizarse durante el mes de marzo.

¿Los destinatarios? PopArt (empresa productora), Livepass (empresa comercializadora de las entradas) y VISA (empresa encargada de cobrar las entradas).

¿Por qué? Acá comienza la historia.

Como muchísimos otros argentinos, el día 16/8, apenas pasadas las 0:00 hs, intenté ingresar al portal www.livepass.com.ar para poder sacar mis entradas para el show, precisamente para el día 9/3. A pesar de saber que el espectáculo iba a suceder ¡7 meses! más tarde, supuse que la típica neurosis colectiva (tan argentina) haría que las personas se "matasen" por conseguir entradas para las dos fechas anunciadas (la otra es el 7/3, luego se agregaron 3 funciones más -algo que, anunciado en un principio, podría haber evitado todos estos desmanes-), ya que se preveía un rápido agotamiento de las mismas. Previsión ésta última, que al parecer las empresas mencionadas con anterioridad decidieron no tener en cuenta. Porque, como se esperaba, la página colapsó inmediatamente, impidiendo entrar o completar las transacciones, incluso habiendo ingresado ya los datos de la tarjeta, con el riesgo que eso implica. La cuestión es que luego de 40 minutos y varios F5, pude completar la compra de mis entradas, seis (que es el máximo permitido por persona). Cabe aclarar que esos 40m fueron tiempo récord, ya que muchas personas tardaron más de 24 hs en obtener sus tickets.

Instantáneamente recibí el mail con la orden de compra confirmada. "Asunto terminado", pensé. Bastante lejos de terminarse estaba todo esto.

Porque resulta que ese mismo día, a la tarde, recibí un mensaje del banco avisando de este nuevo consumo en la tarjeta de crédito. Hasta ahí todo OK, sólo que al otro día me llega un nuevo mensaje del banco, avisando de OTRO consumo, realizado minutos más tarde que el primero y por el MISMO importe. Arranca el calvario...

Para ser breve, estuve 3 días quemando el teléfono llamando a Visa, PopArt y Livepass, escuchando toooodas sus músicas de espera y oyendo a personas con acento caribeño (?) intentando pasarse la pelota uno al otro. Paralelamente, cientos de otras personas iniciaron sus demandas (Defensa al Consumidor mediante) debido a que:

  • Les cobraron dos o más veces el mismo importe.
  • Les cobraron el importe correspondiente pero nunca recibieron la confirmación de la compra.
  • Recibieron la confirmación de la compra pero Visa no les confirmó el consumo.
  • Recibieron la confirmación solamente del service charge o el costo de envío (?).

Al día de hoy, aparentemente (nunca se sabe) pude solucionar mi problema, pero muchos otros siguen esperando que les den una respuesta.

Todo esto demuestra (una vez más) la precariedad con la que se manejan las empresas que comercializan espectáculos masivos en este país. Porque además de monopolizar la venta de entradas (cobrando un "service charge" que lejos está de ser un servicio), también distribuyen los espacios creando aberraciones como el Campo VIP o las más nuevas VIP FRONT ROW. Todo buscando el mayor lucro posible, especulando y aprovechándose de muchas personas que se esfuerzan de sobremanera para obtener ese pase que les permita disfrutar, por unas pocas horas, un espectáculo irrepetible, un evento que los conecta con sus más profundos placeres y anhelos.

El atropello, claramente, está legitimado por una legislación bastante laxa, una industria descarnada hoy en auge (hasta hace unos pocos años no venía ni el loro) y por la desesperación de miles de personas, capaces de soportar cualquier tipo de abuso (económico y moral) con tal de obtener sus entradas.

Por eso es difícil cambiar, ya que como la mayoría de los problemas diarios de nuestra sociedad, el verdadero retroceso es cultural.

Una "sociedad" que se erige constantemente como "pueblo", y no viceversa, lleva siempre a la desigualdad, el egoísmo y el poco respeto por el otro. El "yo" siempre por delante del "nosotros". El "mío" antes que el "nuestro".

Así, al parecer, se construye entre todos los habitantes de este país una pared que nos divide, que nos separa y nos impide ver que hay más allá. Esa misma pared, con el esfuerzo de todos (o a pesar del esfuerzo de algunos a los que no les conviene), algún día podrá caer. Y en ese momento entenderemos por qué nos gusta tanto "The Wall".


2 comentarios:

  1. Nahuel supongo que estas al tanto de este post en taringa: http://bit.ly/oYwmTK? Realmente es algo que vale la pena esclarecer, estas empresas gana mucha plata brindando muy malos servicios pero cobrandolos como excelentes, ojala se logre algo con las denuncias al consumidor. Saludos

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  2. De todos modos, el cambio tiene que partir de nuestra cultura. El ventajismo y el poco respeto por el otro son los verdaderos "cánceres" de nuestra sociedad, que se ven reflejados en situaciones como esta.

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