jueves, 10 de julio de 2014

Otra Belleza.



Nos encantan los Maradona, los Messi, los Ronaldinho, los Zidane los Pirlo. Verlos jugar es realmente hermoso y embellecen al deporte.

Pero hay tipos que tienen otra belleza. Que tal vez no te llena los ojos, pero te reconforta el corazón y te infla el pecho de orgullo.

Gracias Masche.


viernes, 6 de junio de 2014

El Hombre que Asustaba Trainees (Última Parte, Capítulo 2)



Después de 3 meses laburando juntos, podríamos decir que Mariano y Lucila hacían un buen equipo. Se entendían a la perfección y trabajaban como un máquina bien aceitada. El proceso era muy sencillo: Mariano recibía los briefs, se los forwardeaba a Lucila y ella hacía todo.

Y cuando digo "todo" me refiero a eso mismo: desde la conceptualización hasta la implementación final de la idea, pasando por los cambios del cliente, las correcciones de texto, los pedidos de delivery en las noches de clavada, la falsificación de vouchers de taxi y el hurto de papel higiénico perfumado del baño privado del CEO.

Podríamos decir que la relación senior-trainee fluía naturalmente, con uno dando las órdenes y reenviando todos los mails, y la otra cumpliendo diligentemente con sus tareas. Todos pensaríamos que una relación laboral de esta naturaleza acabaría por desmoronar física y psicológicamente a cualquier trainee (de hecho, ya había sucedido las últimas 27 veces), pero Lucila se sentía cada vez mejor en su posición. No me refiero a la de trainee multitareas, sino a su posición física, justo enfrente de Mariano.

Desde que se entrevistó por primera vez con él, ella notó algo en Mariano que nunca había visto antes en un hombre, y mucho menos en un creativo publicitario: su avasallante sinceridad. A Mariano no le importaba quién estuviera delante suyo, una trainee recién iniciada o el Deputy Worldwide Chief Creative Officer de una agencia multinacional (Nota del autor: este puesto realmente existe), él siempre arrojaba todos sus pensamientos y sentires sin tener miedo a las consecuencias. Así fue cómo consiguió escalar en su carrera publicitaria, y también caerse antes de llegar a la cima, cosas que pasan.

Asimismo, esta frontalidad exacerbante también le trajo sinsabores en su vida personal, espantando a todo tipo de personas interesadas en trabar una relación amorosa, de amistad o una pelota dividida con él. Esto trajo como consecuencia que Mariano se encerrara cada vez más en sí mismo, y de vez en cuando en el baño del CEO, para aliviar su soledad.

Probablemente, este ostracismo sentimental era la principal razón por la cual Mariano se acostumbró a maltratar a tantos trainees, haciendo sus vidas mucho más miserables de lo que ya eran por haber elegido la "carrera" de Publicidad o, en el peor de los casos, de "Creatividad Publicitaria" (N. del A.: tomar las comillas como la expresión gráfica de una ácida ironía). Es muy probable que Mariano descargara con ellos no sólo los últimos capítulos de Breaking Bad, sino también sus frustraciones personales, esas que le impedían llevar adelante una vida social y sentimental fructífera, llena de planes para ir a la cancha, salir a cenar, ir al cine o a un telo. Todo pagado siempre "miti-miti", por supuesto.

Es así como en los últimos años esos planes para vivir una vida "normal" se convirtieron en proyectos para alienar a sus subordinados, llevándolos a experimentar, a través del trabajo metódico, cruel, humillante y falto de inspiración; toda esa desolación y abulia que Mariano venía arrastrando en su propio ser desde hace un largo tiempo.

Sin embargo, con Lucila le pasaba algo diferente, un "nosequéperomegusta", una sensación difícil de expresar con palabras, pero que en números sería algo así como:

L = 8 + .5Y - .2P + .9Hm + .3Mf + J - .3G - .5(Sm - Sf)2 + I + 1.5C, donde:

L: Duración prevista de la relación, en años.
Y: Número de años que llevan conociéndose los dos miembros de la pareja antes de iniciar una relación seria.
P: Número de parejas anteriores que suman las dos personas.
Hm: Importancia que el hombre atribuye a la honestidad en la relación.
Mf: Importancia que la mujer atribuye al dinero en la relación.
J: Importancia que ambos atribuyen al sentido del humor (en suma).
G: Importancia que ambos atribuyen a la apariencia física (en suma).
Sm y Sf = Importancia que el hombre (m) y la mujer (f) atribuyen al sexo.
I = Importancia atribuida a tener buenas relaciones con los familiares (en suma).
C = Importancia que se atribuye a tener niños (en suma).

(Fuente: http://actualidad.rt.com/sociedad/view/122833-matematicos-descubrimiento-formula-amor)

Después de varios meses trabajando codo a codo (y esto lo digo de manera literal, ya que el escritorio era tan pequeño que era inevitable molestarse con los brazos), Mariano sintió que sus ganas de volcar sus frustraciones en la trainee iban disminuyendo día tras día, hasta desaparecer por completo un domingo a la tarde mientras estaba viendo una maratón de películas de Porcel y Olmedo en su casa, mientras Lucila terminaba una presentación para una reconocida marca de agua carbonatada con jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), colorantes, acidulantes, ciclamato y W40. En la agencia, por supuesto.

En ese instante pensó en llamarla, pero prefirió esperar a que terminara "Rambito y Rambón", porque tal vez se le pasaban las ganas. Pero no. Mientras leía en los créditos nombres como los de Adriana Salgueiro, Cris Morena o Nelly Beltrán, agarró el celular y le hizo una "llamada perdida", ya que le quedaba poco crédito y pensaba que ella tenía un plan con abono fijo, minutos libres y backtones de Onda Vaga gratis. A los pocos segundos, recibió una llamada de Lucila. Era otra "llamada perdida". Se ve que ella también tenía un plan prepago al que le podés cargar $5000 pero que a los 30 días se te "vencen".

Decidió hablar con ella al otro día en persona. Y de paso, ahorrarse el costo de la llamada.

Ese martes (Mariano se olvidó que justo el lunes había un nuevo "feriado puente", el vigésimo séptimo del año), la esperó durante toda la mañana, pero Lucila no apareció. Mariano comenzó a preocuparse, no porque le urgiera hablar con ella sobre sus sentimientos, sino porque había que entregar "una campaña de banners estáticos interactivos a dos colores" (cliente dixit) esa misma tarde.

Aguardó hasta bien entrada la tarde y, al darse cuenta de que Lucila no iba a ir ese día a trabajar, pensó lo peor:

- Tal vez no vuelva nunca más. - se dijo para sus adentros. Quizás una agencita digital medio pelo le ofreció una luca de sueldo y se fue para siempre de acá. Justo cuando iba a negociarle que le paguen aunque sea la mitad de los vouchers de taxi.

Temeroso, entró a la oficina de su jefe (la única del piso cuyo teléfono tenía salida a celulares) y la llamó. Después de 4 tonos de llamada, Lucila atendió. Por su voz, parecía que recién acababa de terminar de llorar... o de picar cebolla para hacer pesto.

- Hola, ¿quién habla? - dijo ella, de manera entrecortada y dudosa.
- Hola... soy Mariano. - respondió él, un poco inseguro.
- ¿Qué Mariano? - preguntó, extrañada.
- Agarramela... - casi metía la pata, una vez más. - ... tu compañero de laburo. - corrigió.
- Ah... vos. - respondió Lucila, un poco desencantada.
- Sí, quería saber por qué no viniste hoy. ¿Renunciaste? - inquirió, preocupado.
- No, es que como laburé el finde y el feriado, le pedí a José si podía tomarme el día. - respondió, desganada.
- Está bien. Por un momento me preocupé. - dijo Mariano, tímido.
- ¿Por? ¿Porque pensaste que no me ibas a ver más? - de repente, la voz de Lucila denotaba un dejo de ilusión.
- Eh... bueno... no es tan así. Es que... teníamos que entregar la campaña esta de banners... - Mariano se tropezaba con una piedra gramatical detrás de otra.
- Mariano... ¿estás enamorado de mí?


La frontalidad de Lucila, al contrario de la de nuestro protagonista, nunca había asomado de esta forma. Mariano se quedó mudo por unos segundos, 143 para ser más precisos. Por primera vez en su carrera una trainee lo estaba asustando a él. En cuanto pudo recuperar el aire (ya se estaba poniendo morado), replicó, intentado demostrar una incierta seguridad.

- Lucila, esto parece una película romántica de las que presenta Virginia Lago. ¿A vos te parece que yo puedo enamorarme de una persona como vos, tan tímida, introvertida, sumisa, apacible, divertida, alegre, inverosímil, inteligente, suspicaz e increíblemente bella? ¿Estás en pedo? - retrucó Mariano, fingiendo una indignación que nadie compraría jamás, ni aunque le devuelvan el 100% del valor en Jumbo checks.
- Sos muy dulce Marian... - respondió ella con cierta timidez. - Sabés... a mí también me pasan cosas con vos. No sé muy bien cómo explicarlas... son como esos briefs que nos pasan para esa crema contra la menopausia... ¿viste? - dijo, riendo.
- Sí, son inentendibles... pero siempre le encontramos la vuelta ¿no? - respondió Mariano, con la voz más suave de lo habitual
- Sí...
- ¿Y vos creés que le podemos encontrar la vuelta a esto que nos pasa?
- No sé, es como que nuestro día a día nos aleja... pero de noche me siento muy cerca de vos.
- Me pasa algo parecido... es como que el mundo publicitario nos emboba, nos quita la inspiración...
- Y terminamos teniendo diálogos románticos tan trillados como este.
- Exacto.


Siguieron coqueteando un rato más, arrojándose frases típicas de dos histéricos e inadaptados sociales que se van enamorando lenta e inevitablemente. Prometieron verse al otro día, pero no en la agencia. Necesitaban un lugar especialmente acondicionado para sellar su pacto de amor. Eligieron un telo en la avenida Córdoba, con amplio estacionamiento y habitaciones temáticas.

Luego de pasarse toda la mañana descubriéndose debajo de las sábanas de la habitación "Piñón Fijo y Cabrito", Mariano tomó coraje como nunca antes había hecho con nadie y le dijo a Lucila:

- Por primera vez en mi vida, estoy asustado. - dijo, mirándola fijamente a los ojos.
- ¿Qué es lo que te asusta? - preguntó a ella, preocupada.
- Un trainee... una trainee... la más increíble de todas. Nunca pensé que terminarías siendo lo que hoy sos para mí... - replicó, tomándole la mano.
- Ay, gracias Mariano, sos un amor.
- En serio, cuando vi tu carpeta llena de buenas puntas, pero horribles ejecuciones, nunca pensé que durarías más de una semana en la agencia.
- Bueno, pero al final lo hice ¿no? - respondió Lucila, sonriendo.
- La idea era que yo te asustara y vos te fueras, llorando en lo posible. Y sin reclamar los vales de almuerzo.
- Pero al final, el que asustó fuiste vos...
- Sí, pero ya se me está pasando...


Se quedaron amándose toda la tarde, bajo la atenta mirada de una estatua de cera del payaso cordobés.

Mariano recordó que ese día tenía que presentar un pitch importante.
Pero no le importó.
La cuenta más importante, ya la había ganado.
Ese día, Lucila pagaba el telo.

FIN.

lunes, 30 de septiembre de 2013

El Hombre que Asustaba Trainees (Última Parte, Capítulo 1)



Ya habían pasado varios meses desde que Mariano había leído el suplemento cultural del diario zonal de Berisso. Allí, en la tapa, se mostraba una foto del protagonista de la nota principal: el trainee snob al que Mariano había convencido de largar la publicidad y ponerse a escribir poesía.

Había ganado el premio Karina Jelinek a las Artes Escritas, un festival que congregaba a los futuros talentos de la pluma. El trainee había logrado alzarse con el primer premio, derrotando a criadores de gallinas y entrenadores de patos criollos.

El repentino éxito del otrora esclavo de sus caprichos creativos, sumergió a Mariano en una profunda reflexión.

- Tal vez sí haya vida fuera de la publicidad... tal vez por fin pueda dedicarme a lo que me gusta... tal vez sea mi oportunidad definitiva para largar todo este martirio y dejar a mi espíritu creativo volar libremente... tal vez debería mandar estos copys para vender esponjas antihemorroidales antes de que me hagan sacar hemorroides a mí, de la patada en el culo que me van a dar...

De repente, una voz grave, firme e intimidante, sacó a Mariano del trance.

- Che, Marian... me acordé que hoy viene la gente del Colegio de Publicistas para hacer su "Fake to Fake" y que le mire las carpetas a sus creativos de probeta. La verdad, me da mucha paja mirar todos esos trabajos pretenciosos que ningún cliente aprobaría, pero como cada pibe pagó como u$s 500 dólares para venir, te pido que las mires vos por mí. - dijo un desganado José, Director Creativo en funciones... de circo.
- Dale, no te hagás drama, yo los veo. ¿Sabés cuántos boludos estudiantes van a venir?
- Y... 50, 60. Ponele 70, con toda la furia.

Los ojos de Mariano se abrieron como los de un cliente al momento de contarle cuánto saldrá (en dólares) una activación pedorra que casi nadie verá. Por primera vez, iba a tener la oportunidad de enfrentarse a decenas de trainees y decirles, en su irónico estilo, lo increíble, frustrante, adrenalínico, injusto, emocionante, estresante, energizante, agotador, mágico e ilusorio que es trabajar en la industria publicitaria.

Era su momento cumbre. Su Everest personal. Su final del Mundo contra Brasil en el Maracaná. Su Grand Prix de Diamante en el Festival de Antigua y Barbuda.

- Perfecto. ¿A qué hora llegan? Así me voy preparando...
- Ya están subiendo. Fijate que en el escritorio del último trainee que renunció quedó un lugar, recibilos ahí. Yo ahora me tengo que ir a una filmación... de otra agencia. Un amigo me consiguió un "freelo" como extra, así que no creo que vuelva. Suerte.

A continuación, se abrió la puerta del ascensor. Desde su interior bajó una cantidad inconmensurable de púberes y no tanto (algunos no sólo rozaban, sino que le tocaban bien el culo, a los 30 años), quienes al ver la figura de José quedaron tan asombrados como quien chequea el home banking y ve que por error le depositaron dos veces el sueldo, aunque igualmente no le alcance para pagar el saldo de la tarjeta.

José los saludó casi con desprecio y señaló el lugar donde estaba Mariano, para que los protocreativos vayan a mostrarles sus mejores ideas.

- Vengan de a uno. - les dijo Mariano, amenazante, como quien se prepara para la pelea de su vida.

Y allí fue el primer "contendiente", con su MacBookPro llena de calcos de bandas hipsters de las cuales no escuchó, en total, más de 10 temas. Mariano se refregaba las manos. No por la ansiedad, sino porque se le acababa de pinchar el envase de alcohol en gel y tenía que evitar que se eche a perder.

- Hola, soy Mariano. ¿Cómo estás? - rompió el hielo, sin más.
-  Con un poco de miedo. Mostrarle mis ideas a gente tan grossa como vos, me pone nervioso. - tartamudeó el púber.
- Ah, entonces ya me conocés. Sabés las campañas que hice y los premios que gané. - Mariano le daba arranque al imparable tren de su ironía.
- No. No tengo ni idea de quién sos. Pero si estás laburando acá, es porque seguro sos grosso. - afirmó el "prospect".
- Aaaaah, bueno. ¿Vos en serio creés que todos los que laburan en agencias grandes y medianas son "grossos" solo por el hecho de estar ahí? Mirá, no hace falta que me muestres tu carpeta, dejá que te de un consejo que te va a servir para el resto de tu carrera: La enorme mayoría de los creativos, de cualquier agencia, hace un laburo me-dio-cre. Y no está mal, ya que la enorme mayoría de los clientes también solicita trabajos mediocres. Lo que pasa, es que a la industria publicitaria no le conviene mostrar que la mayor parte de sus productos son poco creativos. Se acaba la "magia" ¿entendés? Se acaba el "Argentina potencia creativa" y todo el glamour que hace que pibes como vos trabajen por 2 mangos o menos con tal de "codearse" con esos que creen son "creativos top". Bueno, cuidate, porque si llegás a ser un buen creativo de verdad, en cualquier momento te vas a comer un codazo de esos "creativos top" a los que tanto admirás, ya que no van a querer que pibitos como vos les quiten el laburo porque salen más baratos. ¿Capisce?

El proyecto de trainee se lo quedó mirando, sin hacer ningún gesto. Tal vez su mente aún estaba procesando todo lo que Mariano dijo. De repente, volvió en sí y dijo:

- Te entiendo. Igual, más allá de eso ¿sabés si andan necesitando gente en la agencia? Yo con servir el café me conformo, eh. Me alcanza con respirar diariamente el aire creativo que seguro circunda en esta oficina... ahhh. - dijo el estudiante, inhalando y exhalando profundamente, con los ojos cerrados.

Una sólida cachetada se los hizo abrir de nuevo.

- Pibe, no entendiste nada. Tomatelas. - le dijo Mariano mientras le señalaba la puerta del ascensor.

El pendejo agachó la cabeza y, resignado, desbloqueó su celular para tuitear: "Primer entrevista en el #FakeToFake, me tocó un pelot...". Antes de terminar de escribir, otro fuerte golpe hizo que su smartphone volara hasta estrellarse contra la pared, haciéndose añicos.

- ¡El que sigue! - espetó Mariano, mientras se refregaba las manos, esta vez por el dolor que le provocó al golpear el celular.

Esta vez, la que se acercó fue una figura que a Mariano le sorprendió, no por su belleza (que por cierto tenía) sino por la seguridad de sus pasos y el ímpetu que irradiaba al caminar. Esta trainee que se acercaba lentamente, en parte por el yeso que llevaba en su pierna derecha, tenía algo que el resto de los aprendices de creativo no le habían demostrado a Mariano con anterioridad.

Y nuestro héroe estaba dispuesto a averiguarlo. Cueste lo que cueste.

Aunque, como sabemos, un trainee no debería costar nada.

- Hola. - se anticipó ella.
- Hola. Sentante por favor. - respondió Mariano, acercándole la silla con mejor respaldo de la agencia. Todo un signo de la más alta caballerosidad.
- Me llamo Lucila. - se presentó.
- Mariano. Un gusto. - replicó.
- Crema del cielo. - dijo la proyecto de trainee. 

Wow.
Esa estupidez no sólo había descolocado a Mariano, sino que también le había producido una sensación que ningún otro trainee le había provocado con anterioridad: simpatía.

"¿Qué me está pasando?" se preguntó para sus adentros. "¿Por qué no me dan ganas de bardearla después de semejante pelotudez?", se dijo, ahondando en la cuestión. Decidió continuar con la conversación.

- Je. Me hiciste reír. Bueno, sacá tu carpeta y, al igual que tu nombre... lucila. - dijo Mariano, sin darse cuenta de que también estaba haciendo un chiste igual de pelotudo.
- Jajaja. Ahora me hacés reír vos. - le respondió ella, con una sonrisa en los ojos.

Mariano notó que había algo especial entre ellos. Una conexión.

Y era mejor que la banda ancha de 1MB de la agencia.

Continuará.


jueves, 8 de agosto de 2013

Votar día a día



Se acerca un nuevo período electivo, comenzado por este simulacro democrático que son las PASO: una gran encuesta abierta (y obligatoria) para que los candidatos de turno sepan qué estrategia desarrollar de cara a las Legislativas de octubre.

A la hora de decidir su voto, tal vez muchos aún estén dudando. Y esto no es porque la "oferta de candidatos" sea muy tentadora, sino porque la apatía política aún persiste, a pesar de los intentos oficialistas de devolver esa épica muchas veces vacía e inútil que supo caracterizar otros tiempos, muchos más convulsos que los que hoy nos tocan vivir, después de 30 años consecutivos de una "pseudodemocracia".

A esos indecisos, apáticos, fanáticos o descreídos, los invito a hacer un ejercicio simple, cotidiano, que tal vez los pueda ayudar a dilucidar su elección por uno u otro candidato (recordemos que los partidos políticos ya no existen como tales, lo que limita la votación a figuras fugaces -y no tanto-).

Este ejercicio empieza bien temprano, justo cuando suena tu despertador y termina más o menos tarde, dependiendo de la hora a la que te vayas a acostar. El mismo consta simplemente de preguntas, que surgen de las acciones diarias que la mayoría de nosotros realizamos, casi automáticamente.

Acá va:

1) Suena el (maldito) despertador. Ponés el snooze una, dos, tres veces. No te queda otra que levantarte. Vas medio dormido hasta el baño, cuidando de no chocarte con ninguna de las patas de la cama o de la mesa del living. Entrás al baño y vas directo al inodoro para "aliviarte". Mientras hacés lo que tu cuerpo te pide, podés preguntarte ¿tengo cloacas o no? ¿por qué? ¿y en el resto del país, cuántos tienen acceso a este servicio básico? ¿de quién es la responsabilidad?

2) Ahora abrís la canilla para lavarte las manos (como muchos políticos) y la cara. Más despierto, ya te podés preguntar ¿tengo agua corriente o de pozo? ¿por qué tengo una y no la otra? ¿se invirtió en mejorar la red de agua? ¿quién está a cargo de eso?

3) Mientras ponés el agua para el mate, el té o el café, prendés la TV o la radio para informarte sobre lo que pasó y va a pasar en el día. Y acá llega una pregunta clave ¿qué canal o programa pongo? ¿por qué? ¿creo en todo lo que me dicen? ¿pienso que de algún modo están formando mi opinión acerca de los temas cotidianos? ¿cuántas veces durante el día me expongo a los mismos medios o comunicadores? ¿quién o quiénes están detrás de cada programa? ¿qué es lo que buscan? 

4) Mientras escuchás las noticias, abrís la heladera para prepararte algo para comer. Y la imagen de lo que tenés refrigerado te hace preguntar ¿cuánto me está costando ahora llenar la heladera? ¿qué cosas ya no puedo consumir más? ¿por qué? ¿en promedio, está más llena o vacía que los últimos meses? ¿a qué se debe? ¿realmente están funcionando las políticas contra la inflación o ésta es sólo otra "sensación" impulsada por los medios opositores? 

5) Comés algo a la apuradas, como casi siempre y salís corriendo para el laburo. Mientras le das dos vueltas de llave a la cerradura, te ponés a pensar ¿tengo un buen trabajo? ¿cuánto me costó conseguirlo? ¿y eso, fue gracias a mi esfuerzo personal, a una política gubernamental o un poco de ambos? ¿estoy trabajando de lo que me gusta? ¿estoy ganando bien? ¿el sueldo me alcanza todos los meses o cada vez menos? ¿y por qué será? ¿tengo miedo de que si las cosas siguen igual o peor, dentro de poco pueda perder mi puesto? ¿estoy en blanco, en negro o en "gris"? ¿por qué? ¿está bien lo que me descuentan por ganancias? ¿y el resto de los descuentos en mi recibo de sueldo, se ven reflejados en más y mejores servicios?

6) Un poco aturdido por tantas preguntas tan temprano, vas hasta la parada del colectivo o a la estación de subte o tren más cercana. Acá aparecen otras preguntas clave: ¿cómo estoy viajando todos los días? ¿voy cómodo o apretado como ganado? ¿cuánto estoy pagando de pasaje? ¿es justo el precio del boleto para el servicio que me prestan? ¿cuánto estoy tardando en llegar a destino, si es que llego? ¿viajo con miedo a que haya algún accidente grave? ¿confío en la gente que maneja el transporte que me lleva? ¿cómo veo a la politica de transporte de los últimos años? ¿estoy conforme?

6bis) Si no usás el transporte público, te subís a tu auto. Y, junto con el vehículo, arrancan también estas preguntas: ¿cuánto me cuesta mantener el auto por mes? ¿es negocio? ¿por qué pago una cochera para guardarlo en vez de dejarlo en la calle? ¿cuánto estoy gastando de combustible mensualmente? ¿está bien ese precio? ¿por qué? ¿por qué hay tantos autos en la calle? ¿por qué muchos están "invirtiendo" en comprar autos? ¿a qué se debe?

7) Si tenés hijos, antes de partir rumbo al laburo, los dejás en la escuela. Mientras los ves entrar, te cuestionás ¿por qué los estoy mandando a una escuela pública o a una privada? ¿cuántos días de clase tuvieron en el año? ¿por qué? ¿confío en que les están dando una educación de calidad y en que cuentan con todas las herramientas cognitivas y físicas para desarrollar sus capacidades? ¿están realmente aprendiendo más y mejor?

8) Si tenés suerte, llegás al laburo en tiempo y forma. Te ubicás en tu puesto de trabajo y, en los ratos libres, te metés en internet a ver "qué está pasando". Es un buen momento para preguntarte ¿en qué sitios entro para informarme? ¿por qué? ¿confío en la info que me dan? ¿y en las redes sociales, qué está pasando, qué opinan mis contactos sobre la realidad cotidiana? ¿todos opinan como yo o algunos están en la vereda opuesta? ¿por qué algunos atacan o defienden a ultranza a personas que ni conocen? ¿es verdad que hay mucha violencia verbal en las redes ahora? ¿por qué será? Y lo más importante ¿por qué me siguen apareciendo publicidades políticas vacías de contenido cada vez que quiero ver algo en Youtube?

9) Después de una ¿ardua? mañana laboral, llega la hora del almuerzo. Entre bocado y bocado, te ponés a pensar ¿me estoy alimentando bien? ¿por qué? ¿será por una cuestión de salud, económica o ambas? ¿cuánto me está costando comprarme la comida? ¿será que puedo almorzar por $3 como dice el INDEC? ¿a cuánta gente en el país le está costando acceder a las 4 comidas diarias fundamentales para tener una calidad de vida aceptable? ¿a qué se debe?

10) Justo cuando estás por dormirte una siesta, te acordás de que tenés que volver a tu puesto. Cuando te das cuenta, ya es hora de salir y volver a casa.  Es de noche. Y te preguntás ¿me da miedo volver a casa de noche? ¿por qué? ¿me siento seguro/a caminando por la calle a esta hora? ¿si veo un policía o una patrulla, me tranquilizo o me preocupo? ¿la "sensación de inseguridad" es real o un invento más?

11) Finalmente, y con un poco de suerte tal vez, llegás a tu casa. Dejás las llaves, tu mochila, maletín o cartera y te desplomás en el sillón o la cama. Repasás tu día. Pensás en todas estas cuestiones y te hacés una última pregunta: ¿hay algún político con propuestas sólidas, creíbles y viables que puedan resolver todo esto que me pasa día a día?

Si tenés una respuesta, el domingo la vas poner en la urna.
Pero si no encontrás a nadie que la pueda responder, es tiempo de repensar todo el sistema político-democrático que nos rodea.

Y que hace que todos los días sean iguales. O peores.

jueves, 13 de junio de 2013

Genocidas y Traidores



Algunos pensamientos sueltos después de otra tragedia evitable:

  • No hace falta usar la fuerza militar para que un estado sea GENOCIDA. Con la desidia, la omisión, la connivencia y la corrupción basta.
  • En los '70 el estado mataba (mal) a militantes y activistas. Hoy mata a laburantes y estudiantes que utilizan los servicios públicos, que el estado provee y debe controlar para asegurar su correcto funcionamiento.
  • Antes, en los '70, sabías que si estabas metido en la militancia o el activismo político "te podía pasar algo". Hoy no sabés si vas a llegar vivo a tu laburo, a tu escuela o a tu casa. No sabés si el asesino será un malviviente o un estado que te desprotege y te entrampa con sus servicios. Esa sensación de miedo continuo no sólo nos paraliza sino que también nos quita nuestras libertades básicas. Una persona que no puede salir tranquila a la calle o ir a laburar de manera segura no puede ejercer sus libertades plenamente.
  • En Agosto y en Octubre, cuando tengamos que participar de esa farsa electoral (siempre dije que nuestra democracia está obsoleta) acuérdense de los Kirchner, los Randazzo, los De Vido, los Jaime, los Schiavi, los Ramos, los Kiciloff, los Boudou, los Scioli, los Larroque, los Moreno, los Colombo, los Lubertino, los Aníbal, los Rossi, los Pichetto, los D'Elía, los Perssico, los Sabatella, los Insfrán, los Capitanich y de toda esta manga de TRAIDORES a la patria que ayudan todos los días a aniquilar a sus compatriotas a través del transporte público, la inseguridad, la corrupción y la represión. No se olviden, esta democracia es una farsa, pero al menos todavía podemos cambiar las cosas al menos una vez cada 2 años.
  • Y a ustedes, muchachos del gobierno, gracias por todo. Ojalá terminen su gobierno en el 2015 y que después vean cómo a sus hijos les da vergüenza tenerlos como padres, a sus padres como hijos y a su amigos como ídem. Son la peor basura moral que he visto en este país. Se han hecho millonarios a costa de sacarle a la gente lo mínimo que necesitan para vivir (seguridad, salud, educación, ingresos que no pierdan su valor) y ahora se quieren mostrar como héroes. Ojalá la vida los haga bien mierda, se lo tienen merecido. Son lo peor, son los verdaderos traidores a la patria, porque la regalaron a cambio de intereses personales.

jueves, 11 de abril de 2013

El Hombre que asustaba Trainees (3° Parte, Capítulo 2)



Habían pasado ¡2 semanas! y el nuevo trainee aún seguía trabajando en la agencia. Sí, el bohemio, el poeta, el proyecto de snob continuaba realizando sus labores a pesar de que Mariano había desplegado todo su arsenal de cinismo para hacer que renunciara.

Le pasó briefs imposibles, como aquel para una marca de pucheros instantáneos donde pedían "una campaña 360°" pero cuyo presupuesto no permitía pautar en TV, radio ni internet. Luego le solicitó pensar durante toda una noche "ideas festivaleras de bajo presupuesto" que Mariano luego presentó al Director Creativo como suyas, ganándose todos los aplausos, aunque luego tuvo que comerse el garrón de que "no había plata para inscribirlas ni en festival de la Doma en Jesús María".

En su último intento, Mariano había invitado al trainee a participar de un workshop en las oficinas de uno de sus clientes más importantes, una empresa multinacional que fabricaba cianuro para caballos. Mariano le advirtió que debía ser puntual y llegar a la sede de la empresa, situada en Pergamino, a las 8 de la mañana.

- Es gente de campo ¿sabés? Se levantan muy temprano. - espetó, serio.
- Dale, no hay problema. ¿A dónde llamo para pedir el taxi? - preguntó, inocente, el trainee.
- ¿Estás loco? No hay guita para pagar taxis. Entra en comoviajo.com y fijate qué combinación de bondis te deja mejor. - respondió Mariano, casi enojado.
- Aaaah, ok. ¿Y después a quién le paso los tickets de viaje? - retrucó el pendex.
- A quien quieras: tu mamá, tu papá, tu hermana, tu novia. Menos a la empresa, pedile el reintegro a quien más quieras. - cinismo puro en Mariano.

El trainee comprendió rápidamente la situación, agachó la cabeza y se alejó a su escritorio, que por aquel entonces consistía en la tapa cerrada del inodoro del baño para discapacitados.

Al día siguiente, Mariano arribó a la cita a las 11 hs., horario original del encuentro. Al bajarse del taxi (pagado por la agencia) se encontró al trainee sentado en las escaleras del edificio, con la cabeza gacha y un anotadorcito en la mano. Mariano, sonriendo interiormente, se acercó a él, haciéndose el comprensivo.

- Uuuh, disculpá que no te pude avisar, pero el workshop se pasó para las 11. Es que se me venció el crédito en el celu. Estos hijos de puta de las telefónicas son lo peor ¿cómo puede ser que "venza" la guita que le cargaste al teléfono? ¡Es plata, no leche descremada! - Mariano se creía Alfredo Alcón.
- Sí, yo por eso tengo abono... igual es una mierda. - replicó el trainee, aún cabizbajo.
- Che ¿hace mucho que estás? - Mariano se hacía el preocupado, porque sabía que lo tuvo al pibe esperando durante 3 horas, pero eso no le importaba, obviamente.
- Y... desde las 8... como me dijiste. - el nene intentaba ser irónico, pero no le salía. Al menos no tan bien como a nuestro héroe (?).
- Bueno, son cosas que pasan. Y decime che, ¿estuviste esperando acá todo el tiempo? - Mariano seguía metiendo el dedo en la llaga.
- Claro, esperando a que llegaras. - el trainee se notaba molesto, como era de esperar.
- ¿Y qué es eso que tenés escrito en el anotador? ¿Ideas para el brief que te pasé ayer? Mirá que esa marca de tests de embarazo para gatos promete mucho. - Mariano quería mostrarse motivador.
- No es nada. Sólo unos versos que se me ocurrieron mientras estaba sentado acá y veía pasar a la gente del pueblo. - el trainee sonaba humilde.
- A ver, dejame leerlo.

Repentinamente, y sin dejarle ninguna opción al pobre púber, Mariano le arrebató el anotador y comenzó a leer los versos en voz alta:

"Ahí va la gente con sus esperanzas,
con sus miedos, con sus alabanzas.
Ahí va la gente con sus almas cansadas,
con sus fideos, con sus ensaladas.
Van al mercado, al kiosco, a la comisaría;
van solos, abandonados, sin compañía.
Pasan como las olas de un mar abierto,
buscando un anclaje, buscando un puerto.

Y el pelotudo de Mariano que no llega."

Durante unos segundos, un silencio incómodo reinó en el lugar.

- ¡Wooow! Esto es muy grosso, man. - a Mariano le dolía la última frase, pero debía seguir con su plan.
- No, son boludeces, nada más. - el trainee no podía apartarse de la vergüenza que sentía.
- No entendés. Esto es muy bueno. Vos tenés que dedicarte a esto, no a la publicidad. Esta es tu vocación. - el plan empezaba.
- Mucha gente me lo dijo, pero pasa que no ganás mucha plata haciendo poesía. - espetó el trainee.
- ¿Y vos te creés que laburando en publicidad vas a ganar guita? ¿O que vas a hacer "arte"? ¿Sabés la cantidad de gente que conozco que sigue en esta profesión porque creen que hacen "arte" y que algún día van a ver unos buenos mangos gracias a sus "obras"? Bueno, te digo una cosa: en publicidad, muy pocos hacen "arte". Y muchísimos menos ganan buena guita. - ese rapto de sinceridad sorprendió hasta al mismo Mariano.
- Puede que tengas razón... no sé, a veces pienso si en realidad la publicidad es lo mío... si voy a ser feliz laburando en esto. Entonces pienso en vos y me doy cuenta de que es muy difícil ser feliz en esta profesión. - otro rapto de sinceridad aparecía en la conversación.
- Y sí, macho. Tenés que ser muy fuerte de acá. - Mariano se señaló su cabeza. - De acá. - ahora señalaba su corazón. - Y especialmente de acá. - dijo, mientras se agarraba bien fuerte los testículos. 
- Tal vez pueda probar suerte con mis textos e ir a las editoriales, para ver si les gustaría publicarlos. - el trainee ya se estaba convenciendo a sí mismo.
- Totalmente. Es más, tenés que hacerlo ahora. - lo motivó. 
- Bueno, cuando termine el workshop. - el trainee intentaba calmarlo.
- ¿Qué workshop ni workshop? Esto es solamente para poner la carita sonriente frente a todas las pelotudeces que dice el cliente sobre su marca, creyendo que es Apple, Nike o Red Bull. Estos tipos se creen que su empresita realmente puede cambiarle la vida a la gente, cuando a nadie le importa lo que la marca tenga para decir, sólo le importa el precio, que el packaging sea lindo y que no le aparezcan avisitos de mierda antes de los videos de Youtube. - Mariano estaba encendido, como nunca.
- ¿Sabés qué? Tenés razón. Ya mismo largo todo y me pongo a escribir poesía. ¡Qué viva el arte carajo! - gritó el niño.
- ¡Qué viva! - repitió el niño-adulto, mientras una lágrima salía de su cuenca ocular.
- ¿Estás llorando Marian? - preguntó el trainee.
- No, es una basurita. - retrucó rápidamente.
- Una última cosa Marian ¿con quién hablo por el tema de la liquidación? Fueron casi dos meses en la agencia. - preguntó el trainee, ingenuo.
- ¡Qué liquidación ni liquidación! ¡No pierdas más tiempo nene! ¡Salí ya corriendo a buscar tu futuro! ¡La guita no es importante, lo importante es cumplir tus sueños! - Mariano seguía extrañamente eufórico.
- Pero... son casi 3 lucas... - dijo el trainee, acongojado.
- Tomatelas de acá, ahora. - le gritó Mariano.
- Bueno, está bien. - respondió el pollito mojado. Y empezó a caminar hacia la parada de la costera, que quedaba a 2 kilómetros del lugar.
- Esperá. Vení un segundo. - lo llamó Mariano antes de que se alejara más.

El trainee regresó, con una mezcla de miedo, rabia y esperanza en su cara. Tal vez Mariano se había arrepentido.

- Tomá, una monedas para el bondi. - dijo Mariano, mientras le depositaba 3 monedas de 25 centavos, un botón, 2 chapitas de gaseosa y 4 centavos de Euro que le sobraron de su último viaje a Europa. Otra lágrima empezaba a brotar de su ojo.
- Gracias... - respondió el pobre trainee, acentuando su desilusión. - ¿Estás bien? Estás llorando...
- No es nada pibe, es una basurita. Rompela nene... y acordate de mí cuando triunfes. - le dijo Mariano, mientras lo abofeteaba suavemente. - Dale, tomatelas, antes de que me ponga a llorar en serio.

El trainee dio media vuelta y emprendió su camino. Mariano lo miró durante unos segundos, con una sonrisa en su cara y otra lágrima rebelde que empezaba a desprenderse de su ojo izquierdo, ganando espacio en su mejilla. Mariano respiró profundamente, encaró hacia la puerta del edificio y se secó la lágrima del ojo, mientras decía para sí:

- Uf, ya estoy harto de estas "basuritas".

Mariano sabía muy bien a lo que se refería.

Continuará.

miércoles, 3 de abril de 2013

La imprevisibilidad mata



Si me preguntan hoy cuál es el principal problema del país, diría que seguramente no es ni la inflación, ni la inseguridad, ni el cepo cambiario, ni la corrupción, ni la ausencia del estado.

El principal problema de Argentina en los últimos años es la IMPREVISIBILIDAD.

Y no estoy hablando del hecho de no saber qué pasará de acá a 2/3/5/10 años. Me refiero a no saber con qué te vas a encontrar apenas te despiertes.

No sabés si tu casa va a estar inundada o si va a haber un chorro apuntándote con un revolver para robarte lo poco o mucho que tengas; no sabés si hay medios de transporte para llegar a tu laburo/escuela/hospital, o si hay clases para que tus hijos puedan ser instruidos. Es difícil discernir si ese día te van a prohibir ahorrar en la moneda/especie que quieras, si vas a poder realizar ese viaje que desde hace tanto tenés planeado y por el que tanto te sacrificaste o si te va a alcanzar lo que te queda en la billetera para comprarte un cartón de leche/vino/jugo.

La imprevisibilidad nos obliga a pensar rápido, a usar más el instinto que la razón, a prejuzgar, a creer cualquier mentira que nos digan los políticos/medios/redes sociales. La imprevisibilidad reduce nuestro bien más preciado dentro de una sociedad: la crítica, entendida como análisis exhaustivo e integral de la realidad.

La crítica es la herramienta que nos convierte en ciudadanos políticos responsables, en dueños y decisores de nuestros destinos, tanto a corto como largo plazo. Saber qué es lo que pasa, qué es lo que nos pasa respecto a eso y qué es lo que puede llegar a pasar nos permite tomar las decisiones que creamos más convenientes.

Muchas veces nos equivocaremos, pero al menos tendremos la convicción de que hicimos lo que creíamos mejor. En un país donde reina la imprevisibilidad, esto resulta imposible.

A veces me pregunto si esta falta de visión hacia el futuro cercano y lejano no es una estrategia de la clase política. Tal vez el cambio constante de reglas de juego, la ausencia del estado ante tragedias evitables, las decisiones improvisadas son parte de un plan que ayuda a los políticos a mantenerse en el poder mientras la gente, llena de bronca, angustia y tristeza; se ahoga en su mar de emociones junto con esa razón crítica que nos permitiría a todos salir a flote y darnos cuenta de que no sólo la inflación corroe nuestros ingresos, de que la corrupción alimenta a la pobreza (vaya paradoja), de que la politiquería barata oculta los problemas, de que la inseguridad nos tiene presos o de que el cepo no nos deja salir a conocer el mundo.

Espero que mañana, al despertarnos, sepamos con seguridad al menos una cosa: la imprevisibilidad mata.

jueves, 14 de marzo de 2013

El Hombre que asustaba Trainees (3° Parte, Capítulo 1)


Después de 3 semanas de vacaciones, 2 feriados puente y 1 licencia psicológica (?) Mariano al fin volvía a trabajar. Lleno de energía, ese día madrugó y llegó temprano a la oficina, a eso de las 11.15 hs.

Como era de esperar, la mayor parte de la agencia ya se encontraba trabajando hace rato: Cuentas, Planning, Medios, Seguridad, incluso los de Limpieza. Como también era de esperar, el departamento Creativo se encontraba semidesierto, excepto, claro, por la presencia de nuestro querido antihéroe (?).

Disfrutando de la soledad, Mariano prendió los parlantes de la compu (herencia del último director creativo, quien en el día de su despido se los legó, aunque en un confuso episodio que incluyó frases como "Hijo de puta, a vos te tendrían que haber echado, redactor mediocre, te voy a romper la cara"), elegió un tema de la colección "Música para hipoacúsicos" y se puso a chequear la pila de mails que se habían acumulado en los últimos meses.

De manera muy aplicada y ordenada, Mariano recorrió los asuntos y remitentes de los diversos correos y, una vez terminado el chequeo y sin abrir ninguno de ellos, eliminó todos los mensajes mientras mantenía apretada la tecla "shift" del teclado, asegurándose así de que no llegaran a la "papelera de reciclaje", herramienta maldita para muchas personas inseguras, quienes suelen arrepentirse y restaurar archivos que lo único que hacen es limitar la capacidad de almacenamiento de cosas realmente útiles como juegos en red, pornografía, música, fotos de personas stalkeadas y más pornografía.

La mañana, que para la mayor parte del proletariado ya se parecía bastante a un mediodía, transcurría sin novedades (la mayoría habían sido enviadas por mail y, por ende, borradas) hasta que un lumpen con aires de bohemio (ya que su olor era por demás fuerte y repulsivo) ingresó por la puerta y, sin mediar saludo alguno, se sentó a dos escritorios del espacio de trabajo (aunque también de descanso, entretenimiento, almuerzo y cena) de Mariano.

Sorprendido por lo que él consideró una falta de respeto, Mariano se acercó sigilosamente al escritorio del odoroso bambino y lo increpó:

- Che, por si no sabías, al entrar se saluda a los presentes.
- Uh, disculpame, es que yo siempre miro al futuro. - una pequeña sonrisa cómplice asomó de su cara.
- Aaaah... sos uno de esos, ¿no? - Mariano lo cazó al vuelo. - ¿Te gustan los jueguitos de palabras? Seguro sos redactor...
- Sí. - el pendejo ahora sonreía orgulloso.
- ... y también un pelotudo. - remató, lacónico, Mariano.

La sonrisa del pibe desapareció rápidamente, al igual que el sueldo de Mariano al llegar el resumen de la tarjeta. En ese mismo instante, nuestro redactor estrella vio una nueva oportunidad para continuar su cruel reyerta contra los trainees, esos seres abominables, llenos de esperanza, sueños y ansias de ver su nombre impreso en una estatuilla... y en un recibo de sueldo también.

- Che, ¿y vos también sos uno de esos de los que se creen que porque estudiaron en una "escuelita de publicidad" piensan que van a ganar miles de premios y un montón de guita de una manera fácil? - Mariano nunca había hecho una pregunta tan larga desde que vio a sus padres en la habitación semidesnudos y disfrazados de Hansel (la madre) y Gretel (el padre) una noche de repentino insomnio.
- Claro que no. - respondió el trainee, terminante. - Yo soy Licenciado en Letras. - dijo orgullosamente. Sólo le faltó ponerse de pie y colocar la mano derecha en la zona de su corazón mientras pronunciaba esas palabras.
- Aaaah, pero entonces no sos redactor. Sos diseñador... o tipógrafo ¿no? - Mariano sabía que, aunque sarcástico, el chiste no era del todo bueno. Igual, no lo lamentaba... recién llegaba de sus vacaciones y todavía estaba un poco "oxidado".
- Je, es bueno, es bueno. - el púber intentaba ser condescendiente. - Como te dije, estudié Letras y, como me gusta mucho escribir, al graduarme traté elegir una profesión que me permita expresarme de manera creativa y que también me permita ganar algo de plata.
- Bueno, trabajando en publicidad te va a costar conseguir eso... me refiero a ambas cosas. - Mariano estaba empezando a entrar en calor.
- Sí, entiendo. Igual yo quiero hacer plata no para comprarme una casa en la playa o un auto importado...
- Aaaah, eso es tan noventoso... - suspiró Mariano, recordando las mejores épocas del negocio publicitario.
- ... sino para poder editar mi libro de poemas y cuentos cortos. - concluyó el ahora proyecto de artista.

Mariano estuvo a punto de soltar una gran carcajada, pero sin embargo se contuvo. Algo en su mente había hecho un "click". Un recuerdo repentino, intruso, tomó su ser por completo. En ese instante, Mariano recordó su propio proyecto juvenil, cuando quería convertirse en un famoso escritor de cuentos cortos y juntar el dinero necesario para publicar su primera obra. También pensó en lo injusto que resulta el mercado editorial, donde los escritores deben solventar sus primeras publicaciones mientras que las editoriales se sientan a esperar que aparezca el próximo Mark Twain o Bernardo Stamateas (?) para poder llenarse de dinero gracias a su arte.

En medio de la remembranza, Mariano también dilucidó la verdadera razón por la cual nunca pudo ni siquiera empezar a hacer realidad su sueño. La razón era la Publicidad, esa seductora, divertida, engañosa, traicionera y desagradecida profesión que, como toda "mala" de novela venezolana, se las ingeniaba para capturar al protagonista con sus telarañas invisibles y nunca más dejarlo ir.

El Mariano joven prefirió escuchar los hipnóticos cantos de esta sirena mercantilista antes que los insulsos llantos de la literatura. Prefirió la moneda antes que la bohemia. Optó por las mieles de la fama antes que por la amargura del anonimato. Quiso disfrutar el hecho de colarse en eventos festivaleros antes que dar charlas en salas semivacías dentro facultades públicas del conurbano profundo. Sin embargo, era eso lo que ahora le generaba un rencor y una amargura que casi no podía soportar. Y digo "casi", porque gracias a dios, todavía existían los trainees.

Y allí se dirigía nuestro Ulises de oficina, rumbo a esa tarea psicológicamente necesaria y devastadoramente placentera que era asustar trainees. Se acercó al esbozo de literato y, sin mediar palabras, le arrojó un borrador del libro que una vez soñó con publicar. El trainee lo miró estupefacto, no por la sorpresa que le generó la acción de Mariano, sino porque el borrador golpeó accidentalmente su taza de café, derramando el líquido por todo el escritorio y arruinando unos textos que nuestro púber creativo acababa de escribir.

- Uuuh... perdoname master, fue sin querer. - se disculpó falsamente Mariano.
- Está bien, no pasa nada. Eran sólo unos textitos, unos poemitas que acababa de escribir. Nada del otro mundo. - dijo el trainee, como si no le importara.
- Bueno, igual son recuperables. Dejame que llevo la hoja y la pongo debajo del secamanos del baño. En un minuto te traigo "tu arte". - el show del sarcasmo acababa de empezar.

Dicho y hecho, en un corto trecho, Mariano llevó al baño el papel maltrecho y a la situación le puso el pecho. Diez segundos antes de lo previsto, estaba depositando la hoja, manchada pero seca, sobre el escritorio del trainee.

- Acá tenés. Te digo la verdad, leí un poquito lo que escribiste y me pareció brillante. - Mariano fingía muy bien su simpatía, todo por el hecho de lograr que el trainee renunciara al final del día.
- Bueno, muchas gracias.
- Creo que deberías dedicarte a esto antes que a la publicidad. En serio te digo. - Mariano sentía que él podría haber sido el sucesor de Alfredo Alcón.
- Mmm... no sé. Para mí es como un hobby ahora. - el trainee la jugaba de escéptico.
- Un hobby hoy, una fuente de riqueza mañana.
- Puede ser, pero hoy me atrae más la publicidad. Tiene ese no se qué...
- Jajaja... todo el mundo dice lo mismo, pero nunca nadie termina sabiendo qué es ese "no se qué". Pero me parece bien que quieras probar suerte en publicidad, así te das cuenta que tu verdadera vocación es la literatura. De hecho, tengo un lindo brief para pasarte. Vení a mi escrotorio. - Mariano sonreía por dentro, sabiendo que las palabras "lindo" y "brief" nunca podrían ir juntas en una misma frase.

Mariano le entregó al trainee una hoja que claramente había sido usada para limpiar una suela llena de caca de pequinés africano y le explicó brevemente el pedido.

- El cliente es una compañía de alimentos que quiere reposicionar sus conservas de atún y acercarlas al público infantil. Por eso inventamos una serie de personajes caricaturescos llamados "Looney Atunes". - Mariano todavía no podía creer cómo el cliente pudo aprobar esa idea. - ¿Tu trabajo? Crear una serie de guiones para TV, de 10 segundos aproximadamente, donde se vea a estos personajes comiendo el producto y hablando de sus características. ¿Entendido?
- Perfecto. - respondió muy seguro el trainee.
- Ah, otra cosa. Los guiones también deberían funcionar con actores, por si no llegamos a tiempo con las animaciones de los personajes.
- Ok.
- Y lo último. Calculale 3 segundos para una placa de cierre y otros 3 para una intro locutada. - Mariano sabía que este último "añadido" iba a poner las cosas más divertidas.
- Está bien. - dijo el trainee, despreocupado. - Ya me pongo con esto. Calculo que en 2 horitas te puedo estar mandando los guiones...

Mariano no esperaba esa reacción. Por lo general, ante un pedido tan descabellado, los trainees (y la mayoría de los creativos) se indignan, comienzan a patalear, algunos gritan desaforados y los más blanditos se largan a llorar. Muy pocos tenían los huevos como para renunciar. De hecho, estadísticamente, los más propensos a esta última reacción eran los trainees, quienes valientemente dejaban su puesto de trabajo y daban el portazo, tal vez porque les daba lo mismo trabajar gratis que quedarse en su casa armando una carpeta robando refes de "Ads of the World". En ambos casos, el dinero no era parte de la ecuación.

Por primera vez desde que se propuso exterminar a esta contagiosa pandemia de creativos jóvenes sin rumbo y sin beneficios sociales, Mariano sentía que se encontraba frente a un desafío complejo. Un jeroglífico relacional que lo desafiaba a superar sus límites y a encontrar nuevas formas de arruinar la profesión de estos retoños creativos que buscaban llevarse el mundo por delante y que, como es de imaginar, la mayoría de las veces se daban un porrazo bárbaro.

Mariano sintió un poco de miedo también. Miedo ante lo desconocido, lo improbable y lo posiblemente imposible. La última vez que había experimentado esa sensación fue cuando tuvo una entrevista en la agencia internacional más importante del país. Aquella vez no había terminado bien, ya que quien lo entrevistó creía que él había aplicado para el puesto de cafetero junior (turno noche) y no para el de redactor semi-senior. Si bien el sueldo era casi el mismo, Mariano decidió desechar la oferta.

Ahora, una nueva prueba para su creatividad (y su sarcasmo) se interponía en su camino. Como aquella editorial que truncó su sueño literario. Como aquel gerente de RRHH que confundió su aplicación laboral. Como aquella vieja que cruzó la calle con el semáforo en verde.

Mariano sabía que debía poner lo mejor de sí mismo para lograr su objetivo. No podía fallar. No quería fallar. Este trainee, como la vieja distraída, no iba a salir ileso de esta.

Continuará.

jueves, 7 de febrero de 2013

La política ¿solución o problema?



Nos viven repitiendo que la solución a los problemas de nuestra sociedad se encuentra en la política.
Nos dicen que la función pública es la única forma de dar respuestas a las necesidades e inconvenientes tanto del corto como del mediano y largo plazo.
Bueno, creo que deberíamos empezar a replantearnos la función de la política en nuestra sociedad.
Se me ocurren algunas preguntas:

- ¿Qué diferencia hay hoy entre un político de izquierda que apoya un aumento de su sueldo y dieta por encima de la inflación oficial y uno de derecha que también lo cree justo?
- ¿Cómo se explica que los mismos políticos que durante otros gobiernos apoyaban las políticas que nos llevaron a la ruina hoy estén "en la vereda de enfrente" criticando los antiguos modelos de los que formaban parte?
- ¿De qué manera se entiende que no haya un sólo funcionario público que lleve una vida de "clase media" sin ostentaciones ni gastos excesivos?
- ¿Hay alguna manera de explicar cómo la mayoría, si no todos, los políticos cuando dejan la función pública son mucho más ricos que antes de ejercerla?
- ¿Cómo se entiende la defensa de rivales políticos hacia sus pares ante casos de "escraches" o repudios públicos por parte de la sociedad? ¿Se trata de una "defensa corporativa" o de un "hoy por vos, mañana por mí"?
- ¿Hace cuánto que no escuchamos un "pido disculpas, me equivoqué" de boca de un político?
- ¿No es increíble que todos los congresistas tengan negocios privados en paralelo (y muchos de ellos incompatibles) con su función pública?
- ¿Desde cuándo nos parece correcto que funcionarios estatales contraten o ayuden a incorporar familiares a las filas del trabajo estatal?
- ¿No parece ilógico que gente que estudió, como mucho, abogacía pueda administrar carteras como Agricultura, Ciencia o Educación? ¿No se necesitarían especialistas de cada área?
- ¿Cómo se entiende que esos mismos abogados un día estén llevando a cabo políticas relacionadas a la Salud y luego pasen a carteras como Transporte, Educación o Industria? ¿Por qué predomina la generalización del conocimiento antes que la especificidad?
- ¿Cómo los máximos dirigentes de nuestro país toleran y defienden a subordinados sospechados y acusados de manejos espurios con dinero del estado?
- ¿Por qué nos conformamos con salir a la calle esporádicamente a demostrar nuestro contento y no nos animamos a participar desde ámbitos más cooperativos y desligados de la política cavernícola que hoy tenemos?
- ¿Cuándo fue que nos acostumbramos a tomar la palabra "corrupción" con tanta liviandad y resignación?
- ¿Por qué decimos que desconfiamos de los políticos y sin embargo los seguimos votando?
- ¿No es tiempo de replantear nuestra manera de organizarnos como sociedad?

No nos engañemos más, durante toda la historia moderna nos obligaron a elegir entre una ideología política u otra, entre un partido o su rival, entre una figura idolatrizada y otro santo de cartón.
Bajo la excusa de la "democracia", nos dejan elegir, pero entre el "menos peor" de los males.
Es tiempo de pensar en una organización social que deseche no a la política como organizadora y reguladora de los intereses públicos, pero sí a los políticos, seres cuyo único objetivo es el de disfrazar sus intereses propios como intereses de la población, logrando de una manera impune despegarse cada vez más de la gente a la que dicen representar.

Lo repito una vez más: nuestra democracia está obsoleta. Es tiempo de dar un salto cualitativo y no cuantitativo. Pasemos de votar a decidir. La tecnología está de nuestro lado. Sólo falta que nuestras mentes se animen.

miércoles, 30 de enero de 2013

El Hombre que asustaba Trainees (2° Parte)



Justo cuando Mariano creía que las cartas ya estaban echadas y su renuncia al microcosmos publicitario era un hecho, Dalia apareció de la nada (literalmente) para chocar su hombro contra la cabeza de nuestro héroe (?) y así darle un giro de 180° no sólo a su carrera laboral sino también a su cuerpo, que por el violento golpe quedó mirando hacia el lado opuesto a la puerta de la oficina de José, su jefe.

Durante todo el día, en vez de trabajar, Mariano se quedó repasando mentalmente todo lo sucedido en esos 5 minutos luego del choque con Dalia: la sorpresa al encontrarse con algo inesperado en medio del paso, el dolor por el golpe en la cabeza, el dolor de las rodillas cuasi artríticas al arrodillarse para levantar la tasa, las poco interesantes tetas de Dalia, la breve conversación entre ellos, las inminentes lágrimas en la cara de ella, la huida, la aparición repentina de José, la insatisfacción de su jefe ante un coito interrumpido precozmente, pero por sobre todas las cosas, Mariano rememoraba (si es que los sentimientos se pueden revivir con la memoria) su propia satisfacción y felicidad al ver el espanto en el rostro de la trainee.

Era un sentimiento no sólo intenso sino también perdurable, que parecía trascender esas reacciones químicas propias del cerebro que inyectan adrenalina y dopamina en cantidades generosas, pero sólo durante un breve instante de tiempo. Después de muchos años, Mariano volvía a sentir euforia, como ese día cuando le contaron que una gráfica que él había hecho junto a su dupla había ganado el Bolígrafo de Tungsteno en el Festival de Internacional de Publicidad, Artes Visuales y Afines de Katmandú.

Pero ahora era diferente, este sentimiento era mucho más auténtico, más que nada debido a que aquella gráfica ganadora había sido idea de la dupla de trainees que por entonces trabajaba bajo la tutela de Mariano. Y ahí estaban otra vez esos pequeños seres llenos de ilusión, asombro, miedo, inseguridad, hambre, creatividad y también plata, ya que resulta absurdo trabajar gratis para compañías multinacionales con ganancias estratosféricas (y muchas veces en moneda extranjera) que aún así siguen pichuleando los ajustes por inflación. Ahí estaban de nuevo los trainees, esas pequeñas sanguijuelas que aparecen en las agencias por recomendación de extraños conocidos para "optimizar costos" y tirarles los laburos que ya nadie quiere hacer. Ahí los ves, vagando por la agencia tratando de perder la menor cantidad de dinero posible (trabajan gratis -¡vaya paradoja!-, por lo que deben solventar su transporte y alimentación), aprovechando el café de máquina gratis, las hojas A4 sin usar, las medialunas que sobran en el departamento de cuentas (y que por una extraña razón nunca llegan al departamento creativo), los sanguchitos que quedan mordidos después de las reuniones, los tuppers olvidados, los yogures a punto de vencer, las esporádicas cervezas y pizzas de trasnoche.

Ahí están. No, en serio, ahí están los trainees, entrando a la oficina de José, listos para su bautismo de fuego. El mismo fuego que terminará por quemarles la cabeza en poco menos de 3 meses, siempre y cuando Mariano se los permita.

5 minutos más tarde, y con un entusiasmo previsible, la nueva dupla de servidores de café, buscadores de "refes" y trasnochadores sin sentido sale de la oficina de José y se dirige directamente hacia el escritorio de Mariano, quien con el típico y muchas veces inentendible humor de los redactores bautizó a su mueble como "escrotorio". Así al menos podía dejarles claro al resto que él no era judío.

Los trainees saludan a Mariano tímidamente:

- Hola, somos la nueva dupla creativa. Mi nombre...
- ¿Perdón? - interrumpe Mariano. - ¿Creativa, dijeron?
- Eeeh... sí. - respondió el más pequeño, que obviamente era el redactor (estadísticamente los redactores son más bajos que sus duplas).
- Bueno, primero muéstrenme sus trabajos y después les digo si son creativos o no. - se burló Mariano socarronamente.
- Je, sí. - rieron a dúo, incómodamente.
- Esperen... ustedes tienen una entonación especial ¿no son argentinos? - interrogó Mariano, preocupado.
- No, por supuesto. - dijo el más alto, el director de arte. - Somos hondureños.
- Sí, vinimos a Buenos Aires a estudiar creatividad... - esbozó el compañero.
- Jajajaja. - Mariano rompió en carcajadas. - Muchachos, la creatividad no se estudia, se ejercita, se practica, se posee, en última instancia.
- Bueno, claro, pero es que aquí hay mucha gente creativa. - respondió el dire de arte, nervioso.
- Tenés razón, en Argentina hay mucha gente creativa, como los contadores de la agencia por ejemplo. - retrucó Mariano, sarcástico.

Al ver que la dupla no entendía el chiste, Mariano cambió súbitamente de tema.

- Che, y díganme ¿cómo consiguieron entrar a esta agencia?
- Pues, a través de un contacto en la escuela. - dijo el dire de arte, orgulloso.
- Ah ¿algún compañero de la secundaria que se vino a vivir acá? - respondió Mariano, incrédulo.
- No, de la escuela de creativos. - aclaró el redactor.
- Aaaah... cierto que ustedes estudian "creatividad". - Mariano, con su ya ejercitada ironía, hacía con los dedos esa estúpida señal de "comillas". - Bueno, díganme entonces en qué los puedo ayudar.
- Bueno, José nos dijo que tenías un brief para pasarnos.- dijo el dire de arte, con seguridad.
- Eeeeh... sí, claro - Mariano dudaba, pero por dentro ya sabía lo que iba a hacer.

A continuación, nuestro querido (?) sociópata publicitario procedió a entregarles a los chicos un brief que desde hace un tiempo tenía escondido en la parte inferior de su pila de papeles (la mayoría de los cuales eran impresiones de libros en formato .pdf que a Mariano le gustaba leer en el bondi, en los trayectos de ida y vuelta al laburo). Era ese tipo de brief con el que todo Senior sueña, pero para poder encajárselo a una dupla Junior o trainee. Un brief rompecocos, rompehuevos, rompeolas y, por sobretodo, imposible de entender.

- Acá tienen chicos. - dijo, mientras les entregaba un papel que claramente había sido un bollo con anterioridad. - Hay que pensar ideas para una campaña de una marca de canelones precocidos y congelados. "Canelonguis" creo que se llama.
- Ok. ¿Y sabes si es una campaña ATL, BTL o Digital? - preguntó, curioso, el redactor.
- ¿De qué me estás hablando, pibe? - Mariano no pudo contener su ira, aunque era un poco sobreactuada. - Te estoy pidiendo IDEAS, no una planificación de medios. Las ideas no son ni ATL, ni BTL, ni Digitales. ¡Son I-DE-AS! ¡Ahora váyanse a pensar antes de que me enoje más y le diga a José que los raje! Ah... y no quiero 20 ideítas más o menos que demuestren el poco criterio que tienen ¡quiero una sola gran IDEA! ¿entendieron? - Mariano pensó que podría haber sido un gran emperador, de haber nacido un par de siglos antes.

La duplita no dijo nada, se dieron vuelta y comenzaron a buscar un lugar cómodo para sentarse a pensar. Como la política de la empresa era la de mantener un "espacio sustentable", todas las posiciones y escritorios estaban sobrepobladas, así que no encontraron ningún rincón libre y se fueron a pensar a un bar, creyendo que luego podrían pasar los tickets y recobrar el dinero gastado en consumiciones. Pobres ilusos.

Eran ya casi las 18.30 hs y Mariano comenzaba a desesperarse, no había tenido novedades de la duplita caribeña y ese día quería irse a horario, sí o sí. De repente, divisó a los hondureños entrando por la puerta. Sus rostros denotaban una mezcla de miedo, bronca y resignación. Se acercaron a Mariano, de manera tímida.

- ¡Por fin chicos! Ya creía que habían renunciado como la chica que estaba antes que ustedes. Algún día les voy a contar la historia. Bah, si todavía siguen acá. - Mariano disfrutaba. - Bueno, a ver, cuéntenme.
- Bueno, el brief era bastante complicado, básicamente porque nos solicitaban pensar en una campaña de banners rich media... pero para diarios y revistas de alcance nacional. - comentó el redactorcito.
- Ajá... ¿y cuál es el problema? - replicó Mariano, irónico.
- Pues, que los banners rich media son para internet, son animaciones... eso no se puede implementar en medios gráficos. - el dire de arte intentaba justificarse.
- ¿Y a mí que me importa? El cliente nos pidió que resolviéramos un problema comunicacional. Nosotros no podemos ir y presentarle un nuevo problema, tenemos que ir con una respuesta. Una respuesta creativa. Eso, mis niños, es una IDEA. - Mariano se regocijaba cada vez más con la situación.
- Entiendo, pero es que... - el redactor también intentaba justificarse.
- Bueno chicos, en media hora me voy - interrumpió Mariano, impaciente. - ¿Qué tienen para mí?
- Pues... la verdad... - el redactor no sabía cómo explicar que no pudieron generar ni una sola idea a partir de ese brief maldito.
- Entiendo. No tienen nada. - cortó por lo sano Mariano. - Se van a tener que quedar a laburar hasta tarde, mañana hay que mandarle puntas al cliente. Lo lamento. - pero no lo lamentaba.
- Bueno, si hay que quedarse, nos quedaremos. - el dire de arte, dispuesto a todo con tal de poder conseguir en unos meses un sueldito en blanco.
- Perfecto chicos, nos vemos mañana. - Mariano reía por dentro.

Al día siguiente, Mariano llegó temprano a la agencia, a eso de las 11.30 hs. Lo primero que vio al entrar en la oficina fue a los trainees durmiendo en el suelo, en posición cucharita. El redactor abrazaba al director de arte por detrás. La metáfora se puede aplicar al trabajo también. Sigilosamente, para no despertarlos, Mariano se sentó en su "escrotorio", prendió la compu y, muy silenciosamente, movió el mouse. Abrió el iTunes y seleccionó la canción "Fucking Hostile" de Pantera. Se aseguró de que el volumen de los parlantes estuviera al máximo y cliqueó dos veces sobre el nombre de la canción.

Los hondureños creyeron que habían despertado en medio del infierno y que una banda de querubines satánicos intentaban desgarrar sus tímpanos con una música terrorífica. Cuando pudieron recuperarse del impacto, se pusieron de pie y lo vieron a Mariano, plácidamente sentado y sonriendo.

- Buenos días chicos. - saludó Mariano alegremente. - ¿Tienen algo para mí?
- Buen día, estuvimos pensando casi toda la noche... pero bueno, sí que tenemos una gran idea, como nos pediste. - el redactor intentaba vender lo imposible.
- A ver... - Mariano estaba listo para reírse.
- La idea es tomar una animación como las de los típicos rich media banners y dividirla por escenas, como si fueran los frames de una película. - el redactor se había envalentonado.
- Ajá... - dijo Mariano, escéptico.
- Vamos a imprimir un frame en cada una de las páginas del periódico, de manera tal que la gente, al pasar las páginas rápidamente...
- ... como en los flipbooks... - el dire de arte no se quería quedar afuera.
- ... pueda ver la animación final. - completó Mariano, con desgano.
- ¡Exacto! - el redactor no podía más del entusiasmo.
- Eeeeh... está bien... habría que buscarle una vueltita de tuerca más... - a Mariano le gustaba la idea, pero no quería alentar a los trainees, así que se hacía el escéptico.
- ¡¿Qué?! - gritaron casi a dúo.
- Lo que escucharon muchachos, la punta está bien, pero le falta un poco más de impacto, interacción, engueichment... esas boludeces con las que todos los creativos se llenan la boca hoy en día. Aparte lo veo un poco caro eso de pautar en toooodas las páginas de un diario. No sé si al cliente le va a cerrar. - Mariano sentía una fiesta en su interior.
- Pero... pero... - el dire de arte había ocultado muy bien su tartamudez, al parecer. - Estuvimos toda la noche trabajando...
- ... y la idea es innovadora... ¡cumple con el brief! - el redactor apoyaba a su compañero.
- Eso muchachos. Cumple. Pero nada más. No sorprende, es cara, le pedís un esfuerzo extra al consumidor... mmmm... no la veo todavía. - el goce en Mariano era máximo.
- Está bien, entendemos. ¿Podemos dormir un rato más? Estamos muy cansados aún. - replicó el redactor, suplicando clemencia.
- Miren chicos, ustedes ya son gente grande... la presentación es en 2 horas. Hay que ir con la idea bien contada y bajada, eso incluye diseño, al menos 3 variantes de texto, y sería genial si pudieran armar un gif animado mostrando el efecto "flipbook"... fíjense cómo se organizan. Lo dejo a su criterio. - el clímax había arribado al hipotálamo de Mariano.
- Ok, vamos a seguir trabajando entonces. - el dire de arte ya estaba resignado. - Una pregunta más ¿sabes a quién debemos darles los tickets para que nos devuelvan el dinero de la cena de anoche y del bar?
- Claro, dámelos a mí, que yo los canjeo y luego les doy una parte del dinero. - Mariano sabía que la agencia, desde aquella "fiesta dionisíaca" en la terraza, no pagaba más tickets de comida, pero tampoco quería ser tan cruel con los chicos.
- ¿Cómo una parte? - el dire de arte, una vez más, no podía creer lo que escuchaba.
- Claro ¿no les dijo José? Como trainees, ustedes se llevan el 15% de sus tickets, el resto lo repartimos entre los "jerarcas". Esto fue siempre así, y no sólo acá, sino en todas las agencias del país. ¿No le enseñaron eso en la escuelita de creatividad? - ironía al máximo.
- Eso es muy injusto. - dijo el redactor, a punto de llorar.
- Chicos, las reglas no las hago yo. Si quieren, ahí tienen la puerta. Ya saben qué hacer. - Mariano se tiró el lance.

Y como un verdadero milagro de la naturaleza, lo que Mariano esperaba desde que vio entrar a esa dupla caribeña por la puerta se cumplió: los dos trainees se dieron media vuelta, enfilaron hacia la puerta, cruzaron el marco y se fueron... para no volver jamás. El portazo que dieron aún hoy retumba en el interior de la oficina creativa.

Segundos después, la figura de José atravesó esa misma puerta. Se dirigió derecho hacia el puesto de Mariano y, medio somnoliento,  le preguntó:

- Che ¿y los hondureños donde están?
- Acaban de renunciar. - Mariano ya estaba un poco más tranquilo.
- Qué cagada... - José se mostraba decepcionado. - ¿Te dieron los tickets al menos?
- Sí, claro. 
- Bueno, cuando los cobres acordate de darme mi parte.
- Hecho, jefe.
- Bueno, voy a ver qué hago... voy a tener que conseguir un par de trainees nuevos.
- Así parece.
- Los pendejos ahora son todos unos blanditos. No están hechos para la Publicidad.
- Ni que lo digas.

Una vez más, Mariano acababa de comprobar lo que decía su jefe. Pero aún quedaban un par de pruebas más.

Continuará.

viernes, 18 de enero de 2013

El Hombre que asustaba Trainees (1° Parte)



Mariano trabajaba en una agencia de publicidad como "Creativo", o al menos eso decía su recibo de sueldo, ya que la creatividad no es una posición laboral si no más bien un atributo o talento personal.
Específicamente, su posición era la de "Redactor Senior". A pesar de que el término "senior" en la mayoría de los casos se aplica a las personas pertenecientes a la tercera edad, Mariano sólo tenía 28 años. Aunque, después de 5 años en la misma agencia, ya se sentía como de 80.
Como podrán imaginar, después de tantos años siguiendo la misma rutina laboral (llegar tarde, sentarse, procastinar, recibir un brief, procastinar, pensar, procastinar, presentar ideas, procastinar, volver a pensar, procastinar, volver a presentar, procastinar, hacer lo que cliente quiere, procastinar, irse a casa tarde y procastinar), Mariano ya no encontraba motivos reales ni profesionales para permanecer en la agencia... ni en el mundo de la publicidad.
Estaba decidido a renunciar y cumplir su sueño conurbánico de poner un parripollo en Del Viso y, tal vez, luego ampliarlo a una cadena de restaurantes antihigiénicos pero muy baratos.
Así que ese 29 de febrero iba a ser un día especial para él, no sólo porque después de 4 años iba a comer ñoquis al menos una vez cada mes, sino porque además iba a renunciar y abandonar el microcosmos publicitario de una vez por todas.
Allí se dirigía, rumbo a la oficina de su jefe, decidido a comunicarle que no sólo iba a renunciar a su puesto sino también a todo lo que la publicidad tenga para ofrecerle (lo cual, como todos sabemos, es realmente muy poco). Sólo 20 pasos de una persona normal lo separaban de su objetivo, aunque en este caso para él eran un par de pasos más debido a su baja estatura. Este dato, que para muchos puede parecer accesorio, resultó vital para que la vida laboral de Mariano cambiara para siempre, ya que de haber dado menos pasos para llegar a la oficina de su jefe nunca se hubiera chocado con Dalia, la nueva trainee creativa, que dio la casualidad que justo ese día (tan especial como todos los 29 de febrero) comenzaba a trabajar en la agencia.
El golpe fue seco, inesperado y casi dramático. La cabeza de Mariano dio torpemente contra el hombro de Dalia (quien, como se habrán dado cuenta, era más alta), desequilibrando su andar y haciendo que la taza con café que estaba llevando hacia la oficina de su ahora mutuo jefe se estrellara estrepitosamente contra el piso, causando un derrame de líquido no sólo en el suelo sino también en la cara de la nueva interna.
Ambos se agacharon al mismo tiempo para juntar la taza ya rota. En el camino hacia ella cruzaron miradas, pero en vez de surgir el clásico cliché de las películas románticas, ocurrió algo totalmente distinto: al ver esas lágrimas corriendo por las mejillas de Dalia, Mariano recordó sus primeros días como trainee, donde la inocencia y la ilusión ocultaban la cruel y absurda realidad de este supuesto "País de las Maravillas" que es la publicidad.
Rememoró ese 29 de Febrero (sí, otra vez) de hace 8 años cuando hizo su entrada (poco) triunfal en las oficinas de OtrantoGutiérrezTalamonti (OGT, para abreviar) para trabajar como trainee en el departamento creativo de la agencia, hasta entonces compuesto por una persona: Gustavo Otranto, quien era a la vez CEO, ProTesorero y Organizador de Asados de la empresa.
Como bien dice la siguiente frase, conseguir trabajo como trainee de OGT, fue ídem. Resulta que él se encontraba estudiando Redacción Publicitaria en el Orlando Ad Kindergarten, hasta que un día uno de sus profesores, que trabajaba como redactor semi junior en una agencia de renombre (tenía como 7 en su denominación), le anunció a Mariano y a sus compañeros que había surgido una vacante en una de sus ex-agencias (la número 12, creo) y que él tenía la posibilidad de colocar a uno de sus "padawanes" (sí, así llamaba a su alumnado) en esa posición. El único requisito: laburar todo el fin de semana en un brief de pañales para caballos que él había recibido en su agencia, y en el que por supuesto no tenía ganas ni intención de trabajar.
Mariano vio la oportunidad y dedicó todo ese fin de semana donde tenía pensado clavarse las temporadas completas de Doctora Quinn a trabajar en ese dificultoso brief. El lunes le presentó sus ideas al profesor, quien si bien no las aplaudió de pie, terminó por darle el trabajo a Mariano, ya que el resto de sus compañeros aprovecharon el fin de semana para divertirse, salir, ir a bailar y emborracharse en vez de trabajar. Claramente aún no estaban preparados para empezar a hacer sus primeras armas en el negocio. Bien por ellos.
Sus primeros días estuvieron llenos de perplejidad y asombro, descubriendo cómo todo eso que aprendió en el Ad Kindergarten servía absolutamente para nada. Sin embargo, los años (y las agencias) fueron pasando y Mariano terminó por acostumbrarse a este constante devenir de nimiedades emperifolladas que es la comunicación publicitaria.
Así que ahí estaba ahora, frente a la puerta de su jefe, en su novena agencia en ocho años de carrera, agachado y mirando a la nueva trainee lagrimear frente al infortunio ocurrido. Mariano quiso consolarla, pero lo que salió de su boca fue lo siguiente:

- Uy, ahora te vas a comer una cagada a pedos de aquellas.
- ¿En serio? ¡Pero si es mi primer día! - respondió ella casi al borde del suicidio psicológico.
- ¿Y eso que tiene que ver? A José no le importan esas cosas, los sentimientos. Por algo llegó a jefe. - replicó Mariano, de manera dura pero honesta.
- ¿Tan malo es? En la entrevista me pareció muy amable. - dijo Dalia, escéptica.
- Claro, eso es porque te quiere coger. Obvio. - Mariano no tenía filtro.
- ¡¿Quéeee?! - Dalia no lo podía creer.
- Te entiendo, vos sos nueva y todavía no sabés cómo se maneja todo este mundo. Si querés llegar a algún lado trabajando en publicidad, a alguno te vas a tener que voltear. Pensalo, después de todo José no es tan feo. 
- ¿Estás loco? ¡Yo tengo dignidad! - dijo Dalia.
- Entonces este trabajo no es para vos, claramente. - replicó Mariano, con un cierto grado de felicidad interior.
- Parece que no... creo que me equivoqué en aceptar este trabajo. Además no estudié 5 años en la universidad para venir a servirle café a un pervertido.
- Bueno, técnicamente ni siquiera llegaste a servírselo.

La mirada de odio de Dalia lo dijo todo, fue una mezcla de bronca, impotencia e incredulidad. Pensó en pegarle un buen rodillazo en los huevos a Mariano, pero rápidamente se dio cuenta de que eso era físicamente imposible debido a la baja estatura de su "contrincante". Por eso decidió evitar involucrarse en otra situación vergonzosa y, sin decir más palabras, dio la vuelta y se fue. Para siempre.
Mariano se quedó sólo, frente a la puerta de su jefe, con lo que quedaba de la taza de café en la mano. Su mente seguía dando vueltas pensando en todo lo que acababa de ocurrir. De repente, la puerta se abrió y José apareció en escena.

- ¡Qué hacés Marian! ¿todo bien? ¿querías decirme algo? - dijo, canchero.

Mariano lo miró y, aún con la cabeza girando a mil por hora, respondió:

- Eeeeh... sí. Quería saber si necesitabas que te recomiende algún trainee, porque la que contrataste acaba de renunciar.
- Qué cagada, me la quería coger. - respondió José, insatisfecho.

Mariano sonrío. Su vida profesional acababa de cobrar sentido.

Continuará.

jueves, 10 de enero de 2013

Messi: Cuando el cuero vale más que el oro.


Ahí está, sentado en su butaca, ataviado como nunca, impaciente, con ganas de juntarse con su novia de toda la vida: la pelota.

Fabio Cannavaro, otrora Balón de Oro en una época donde el fútbol todavía no había sido reinventado por la sinfónica de Pep Guardiola y su más notable solista, abre el sobre y pronuncia su nombre.

Sonríe, en una mezcla entre alegría y nervios, porque sabe que en unos segundos va a estar ahí arriba, frente a todos. Frente a leyendas del fútbol que antes estuvieron en su lugar, pero que nunca podrán estar a su altura. Sabe que los Platini, los Beckenbauer, los Ronaldo (el original, el único fenómeno) van a estar atentos a lo que diga y van a esperar a que termine para ponerse de pie y aplaudirlo. Sabe que alrededor del mundo, hay miles de personas esperando sus palabras. Tímidas, inocentes, simples.

Una vez más, el planeta fútbol lo ha reconocido como el mejor de su especie, como el último salto evolutivo de la vida futbolística. Dicen que ha llegado a la madurez como jugador. Sin embargo, él parece querer permanecer en la infancia, en esa etapa donde todo es asombro, descubrimiento, diversión, pero por sobre todas las cosas, juego.

Le dan al fin su cuarto balón de oro consecutivo. Lo mira, está contento, pero no se lo nota pleno. Tal vez porque a él le gusta más ese balón hecho de cuero (sí, es un anacronismo, pero aún sirve) con el que se divierte y nos maravilla cada 3 días.

Lo mira, dorado, resplandeciente, macizo y no puede dejar de sentir una cierta decepción al notar que con ese balón no puede jugar, no lo puede patear, no puede inventar. Sabe que nunca estará en sus pies, sino que permanecerá para siempre en su vasta vitrina de trofeos.

Habla. Agradece a los que lo votaron, a sus compañeros, a su familia, a su hijo. No quiere estar allí, no quiere fotos ni que la gente se ponga de pie para aplaudirlo.

Quiere estar en una cancha. Pateando un balón de cuero, que para él es como de oro.


Nietzsche: Un loco lindo.



Acercarse a la obra de Friedrich Nietzsche puede resultar muchas veces una tarea ardua. Sumado a la cantidad de prejuicios sobre su personalidad (polémica sí, pero auténtica también), su estilo discursivo actúa muchas veces como barrera para la comprensión de su pensamiento.

Quien haya leído obras como "Así habló Zaratustra" puede notar con rapidez cómo la expresividad del pensamiento Nietzschiano se basa más que nada en el relato, la parábola y la metáfora, semejándose (a propósito) al estilo utilizado en La Biblia.

Sin embargo, a pesar de lo complejo que puede resultar el abordaje de su obra, Nietzsche también ha dejado una invalorable colección de frases y pensamientos que, más allá de su enunciación, abren la puerta a un vasto desarrollo discursivo interno, que puede llevar a quien las lee a una interminable reflexión sobre su acontecer cotidiano.

A continuación, les dejo las expresiones más destacadas de este inacabable filósofo alemán:
  • El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
  • La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre.
  • Aquel que tiene un "por qué" para vivir se puede enfrentar a todos los "cómo".
  • Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.
  • Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal.
  • La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio.
  • No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada.
  • Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes.
  • En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón.
  • La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano.
  • Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado.
  • ¿Es el hombre sólo un fallo de Dios, o Dios sólo un fallo del hombre?
  • El hombre, en su orgullo, creó a Dios a su imagen y semejanza.
  • La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño.
  • Todo el que disfruta cree que lo que importa del árbol es el fruto, cuando en realidad es la semilla. He aquí la diferencia entre los que creen y los que disfrutan.
  • La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar.
  • La verdad es que amamos la vida, no porque estemos acostumbrados a ella, sino porque estamos acostumbrados al amor.
  • Las convicciones son más peligrosos enemigos de la verdad que las mentiras.
  • La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte.
  • Lo que no me mata, me fortalece.
  • Lo que hacemos no es nunca comprendido, y siempre es acogido sólo por los elogios o por la crítica.
  • Hay almas esclavizadas que agradecen tanto los favores recibidos que se estrangulan con la cuerda de la gratitud.
  • Todo idealismo frente a la necesidad es un engaño.
  • El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa.Sólo comprendemos aquellas preguntas que podemos responder.
  • Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.
  • El mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la imaginación.
  • Lo absurdo de una cosa no prueba nada contra su existencia, es, más bien, condición de ella.
Siempre creí que Nietzsche podría haber sido un gran redactor, aunque seguramente hubiera aborrecido la publicidad.

jueves, 3 de enero de 2013

Redistribución de la inteligencia.

Palabras de Pepe Mujica en el encuentro con los intelectuales, el miércoles 29 de abril de 2009, en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo.




Transcripción:

Queridos amigos:
La vida ha sido extraordinariamente generosa conmigo.
Me ha dado un sinfín de satisfacciones más allá de lo que nunca me hubiera atrevido a soñar.
Casi todas son inmerecidas. Pero ninguna más que la de hoy: encontrarme ahora aquí, en el corazón de la democracia uruguaya, rodeado de cientos de cabezas pensantes.
¡Cabezas pensantes! A diestra y siniestra.
Cabezas pensantes a troche y moche, cabezas pensantes pa’ tirar pa’ arriba.
¿Se acuerdan de Rico Mac Pato, aquel tío millonario del pato Donald que nadaba en una piscina llena de billetes?
El tipo había desarrollado una sensualidad física por el dinero.
Me gusta pensarme como alguien que le gusta darse baños en piscinas llenas de inteligencia ajena, de cultura ajena, de sabiduría ajena.
Cuanto más ajena, mejor.
Cuanto menos coincide con mis pequeños saberes, mejor.
El semanario BÚSQUEDA tiene una hermosa frase que usa como insignia:
“Lo que digo no lo digo como hombre sabedor, sino buscando junto con vosotros”.
Por una vez estamos de acuerdo.
¡Si estaremos de acuerdo!
Lo que digo, no lo digo como chacarero sabiondo, ni como payador leído, lo digo buscando con ustedes.
Lo digo, buscando, porque sólo los ignorantes creen que la verdad es definitiva y maciza, cuando apenas es provisoria y gelatinosa.
Hay que buscarla porque anda corriendo de escondite en escondite.
Y pobre del que emprenda en soledad esta cacería.
Hay que hacerlo con ustedes, con los que han hecho del trabajo intelectual la razón de su vida. Con los que están aquí y con los muchos más que no están.

DE TODAS LAS DISCIPLINAS
Si miran para el costado van a encontrar seguramente algunas caras conocidas porque se trata de gente que se desempeña en espacios de trabajo afines. Pero van a encontrar mucho más caras que les son desconocidas, porque la regla de esta convocatoria ha sido la heterogeneidad.
Aquí están los que se dedican a trabajar con átomos y moléculas y los que se dedican a estudiar las reglas de la producción y el intercambio en la sociedad.
Hay gente de las ciencias básicas y de su casi antípoda, las ciencias sociales; gente de la biología y del teatro, y de la música, de la educación, del derecho y del carnaval.
Y en tren de que no falte nada, hay gente de la economía, de la macroeconomía, de la microeconomía, de la economía comparada y hasta alguno de la economía doméstica.
Todas cabezas pensantes, pero que piensan en distintas cosas y pueden contribuir desde sus distintas disciplinas a mejorar este país.
Y mejorar este país significa muchas cosas, pero desde los acentos que queremos para esta jornada, mejorar el país significa empujar los complejos procesos que multipliquen por mil el poderío intelectual que aquí esta reunido.
Mejorar el país, significa que dentro de veinte años, para un acto como este no alcance el Estadio Centenario, porque al Uruguay le salen ingenieros, filósofos y artistas hasta por las orejas.
No es que queramos un país que bata los récords mundiales por el puro placer de hacerlo.
Es porque está demostrado que, una vez que la inteligencia adquiere un cierto grado de concentración en una sociedad, se hace contagiosa.

INTELIGENCIA DISTRIBUIDA
Si un día llenamos estadios de gente formada va a ser porque afuera, en la
sociedad, hay cientos de miles de uruguayos que han cultivado su capacidad
de pensar.
La inteligencia que le rinde a un país es la inteligencia distribuida.
Es la que no está sólo guardada en los laboratorios o las universidades, sino la que anda por la calle.
La inteligencia que se usa para sembrar, para tornear, para manejar un autoelevador o para programar una computadora.
Para cocinar, para atender bien a un turista, es la misma inteligencia.
Unos subirán más escalones que otros, pero es la misma escalera.
Y los peldaños de abajo son los mismos para la física nuclear que para el manejo de un campo. Para todo se precisa la misma mirada curiosa, hambrienta de conocimiento y muy inconformista.
Se termina sabiendo, porque antes supimos estar incómodos por no saber.
Aprendemos porque tenemos picazón y eso se adquiere por contagio cultural, casi cuando abrimos los ojos al mundo.
Sueño con un país en el que los padres le muestren el pasto a los hijos chicos y le digan: “¿Sabés qué es eso?, es una planta procesadora de la energía del sol y de los minerales de la tierra”.
O que les muestren el cielo estrellado y hagan piecito en ese espectáculo para hacerlos pensar en los cuerpos celestes, en la velocidad de la luz y en la transmisión de las ondas.
Y no se preocupen, que esos uruguayos chicos igual van a seguir jugando al fútbol. Sólo que, en una de esas, mientras ven picar la pelota puedan pensar a la vez en la elasticidad de los materiales que la hacen rebotar.

CAPACIDAD DE INTERROGARSE
Había un dicho: “No le des pescado a un niño, enséñale a pescar”.
Hoy deberíamos decir: “No le des un dato al niño, enséñale a pensar”.
Tal como vamos, los depósitos de conocimiento no van a estar más dentro de nuestras cabezas, sino ahí afuera, disponibles para buscarlos por Internet.
Ahí va a estar toda la información, todos los datos, todo lo que ya se sabe.
En otras palabras, van a estar todas las respuestas.
Lo que no van a estar es todas las preguntas.
En la capacidad de interrogarse va a estar la cosa.
En la capacidad de formular preguntas fecundas, que disparen nuevos esfuerzos de investigación y aprendizaje.
Y eso está allá abajo, marcado casi en el hueso de nuestra cabeza, tan hondo que casi no tenemos conciencia. Simplemente aprendemos a mirar el mundo con un signo de interrogación, y esa se vuelve la manera natural de mirar el mundo.
Se adquiere temprano y nos acompaña toda la vida.
Y sobre todo, queridos amigos, se contagia.
En todos los tiempos, han sido ustedes, los que se dedican a la actividad intelectual, los encargados de desparramar la semilla.
O para decirlo con palabras que nos son muy queridas: ustedes han sido los encargados de encender la admirable alarma.
Por favor, vayan y contagien.
¡No perdonen a nadie!
Necesitamos un tipo de cultura que se propague en el aire, entre en los hogares, se cuele en las cocinas y esté hasta en el cuarto de baño.
Cuando se consigue eso, se ganó el partido casi para siempre. Porque se quiebra la ignorancia esencial que hace débiles a muchos, una generación tras otra.

EL CONOCIMIENTO ES PLACER
Necesitamos masificar la inteligencia, primero que nada para hacernos productores más potentes. Y eso es casi una cuestión de supervivencia.
Pero en esta vida, no se trata sólo de producir: también hay que disfrutar.
Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer.
Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo queda el placer.
Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute.
¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!
Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales.
No porque sea elegante sino porque es placentero.
Porque se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de tallarines.
¡No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices!
Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de Shopping centers.
En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de electrodomésticos…
No tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única posible.
Digo que también podemos pensar en un país donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande, elige abrigarse en lugar de subir la calefacción.
Despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos.
Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos o a los parques.
Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales.
Así que amigos, vayan y contagien el placer por el conocimiento.
En paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los uruguayos anden de bicicleteada en bicicleteada…

INCONFORMISMO
Les pedía antes que contagien la mirada curiosa del mundo, que está en el
ADN del trabajo intelectual.
Y ahora agrando el pedido y les ruego que contagien inconformismo.
Estoy convencido que este país necesita una nueva epidemia de inconformismo como la que los intelectuales generaron décadas atrás.
En el Uruguay, los que estamos en el espacio político de la izquierda somos hijos o sobrinos de aquel semanario Marcha del gran Carlos Quijano.
Aquella generación de intelectuales se había impuesto a sí misma la tarea de ser la conciencia crítica de la nación. Anduvieron con alfileres en la mano pinchando globos y desinflando mitos.
Sobre todo el mito del Uruguay multicampeón.
Campeón de la cultura, de la educación, del desarrollo social y de la democracia.
¡Qué íbamos a ser campeones de nada!
Y menos en esos años, en las décadas de los cincuenta y sesenta, donde el único récord que supimos conseguir fue la del país de Latinoamérica que menos creció en veinte años.
Sólo nos superó Haití en ese ranking.
Esos intelectuales ayudaron a demoler aquel Uruguay de la siesta conformista.
Con todos sus defectos, preferimos esta etapa, donde estamos más humildes y ubicados en la real estatura que tenemos en el mundo.
Pero tenemos que recuperar aquel inconformismo y tratar de metérselo debajo de la piel al Uruguay entero.
Antes les decía que la inteligencia que le sirve a un país es la inteligencia distribuida.
Ahora les digo que el inconformismo que le sirve a un país es el inconformismo distribuido.
El que ha invadido la vida de todos los días y nos empuja a preguntarnos si lo que estoy haciendo no se puede hacer mejor.
El inconformismo está en la naturaleza misma del trabajo que ustedes hacen.
Se precisa que se nos haga a todos una segunda naturaleza.
Una cultura del inconformismo es la que no nos deja parar hasta conseguir más kilos por hectárea de trigo o más litros por vaca lechera.
Todo, absolutamente todo, se puede hacer hoy un poco mejor que ayer.
Desde tender la cama de un hotel a matrizar un circuito integrado.
Necesitamos una epidemia de inconformismo. Y eso también es cultural, eso también se irradia desde el centro intelectual de la sociedad a su periferia.
Es el inconformismo el que ha ganado el respeto a pequeñas sociedades y a lo que hacen.
Ahí andan los suizos, cuatro gatos locos como nosotros, que se dan el lujo de andar por ahí vendiendo calidad suiza o precisión suiza.
Yo diría que lo que de verdad venden es inteligencia e inconformismo suizos, ese que tienen desparramado por toda la sociedad.

LA EDUCACION ES EL CAMINO
Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación.
Y mire que es un puente largo y difícil de cruzar.
Porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo.
Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras demandas.
Pero hay que hacerlo.
Se lo debemos a nuestros hijos y nietos.
Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro tecnológico de Internet y se abren oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento.
Yo me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión en colores, después las transmisiones por satélite.
Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales, incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e Italia.
Después los celulares y después la computadora, que al principio sólo servía para procesar números.
Cada una de esas veces, me quedé con la boca abierta.
Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa.
Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez.
O como los que vieron el fuego por primera vez.
Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la historia.
Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del mundo.
Y probablemente todas las películas y todas las músicas del mundo.
Es abrumador.
Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente.
Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua.
Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos antes.
Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena.
Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo preparándonos para la navegación trasatlántica.
Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada.
Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública.
Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo.
No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines.
Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la explosión universal del conocimiento.
Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica.
Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación.
No hay tarea más grande delante de nosotros.

EL IDEALISMO AL SERVICIO DEL ESTADO
Queridos amigos, estamos en tiempos electorales.
En benditos y malditos tiempos electorales.
Malditos, porque nos ponen a pelear y a correr carreras entre nosotros.
Benditos, porque nos permiten la convivencia civilizada.
Y otra vez benditos, porque con todas sus imperfecciones, nos hacen dueños de nuestro destino. Aquí todos aprendimos que es preferible la peor democracia a la mejor dictadura.
En los tiempos electorales, todos nos organizamos en grupos, fracciones y partidos, nos rodeamos de técnicos y profesionales, y desfilamos frente al soberano.
Hay adrenalina y entusiasmo.
Pero después, alguien gana y alguien pierde.
Y eso no debería ser un drama.
Con unos o con otros, la democracia uruguaya seguirá su camino e irá encontrando las fórmulas hacia el bienestar.
Nos toque el lugar que nos toque, allí vamos a estar tratando de poner el hombro.
Y estoy seguro de que ustedes también.
La sociedad, el Estado y el Gobierno precisan de sus muchos talentos.
Y precisan aún más de su actitud idealista.
Los que estamos aquí, nos acercamos a la política para servir, NO para servirnos del Estado.
La buena fe es nuestra única intransigencia. Casi todo lo demás es negociable. 
Gracias por acompañarme.

SIN PALABRAS, SÓLO APLAUSOS.